‘Botox’ contra la espasticidad tras sufrir un ictus
Cuando escuchamos la palabra ‘botox’ la asociamos de inmediato a los tratamiento de rejuvenecimiento, pero lo cierto es que el 70% del botox o toxina botulínica tipo A que se usa en nuestro país se aplica en el campo de la salud.
El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad acaba de aprobar el reembolso de la toxina botulínica tipo A de Allergan para el tratamiento en adultos de la espasticidad del tobillo que puede producirse tras haber sufrido un ictus. Esta toxina ya está aprobada en nuestro país para miembros superiores (muñeca y mano) y con esta nueva indicación ya son 11 las aplicaciones que posee para el tratamiento de diferentes enfermedades como la migraña crónica o la vejiga hiperactiva.
Así quedó de manifiesto en la celebración de GESTIBOX en Madrid, una jornada de jefes de rehabilitación de toda España organizada por Allergan con el aval de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF).
El ictus es uno de los principales problemas de salud pública en España, una enfermedad que sufren más de 130.000 personas cada año. Una de las consecuencias más frecuentes del ictus es la espasticidad, es decir, una contracción continuada de determinados músculos que se quedan agarrotados y rígidos, provocando dolor, espasmos incontrolables, reducción de la movilidad o cansancio.
Estos síntomas pueden complicar actividades del día a día como andar, asearse, vestirse, comer o ir al cuarto de baño. En la actualidad, entre 180.000 y 230.000 españoles tienen espasticidad a raíz de haber padecido un ictus.
La Dra. Susana Moraleda, jefe de Sección del Servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital Universitario La Paz, señala: “Los estudios muestran que el tratamiento con toxina botulínica puede mejorar significativamente el tono muscular de aquellas personas que sobreviven a un ictus y tienen espasticidad del miembro inferior. Cuando se consigue relajar el músculo espástico a nivel de la pantorrilla puede lograrse una mejor movilidad del tobillo (pasiva o activa), lo que aporta importantes beneficios físicos a los pacientes, incluso a aquellos que han sufrido este trastorno durante muchos años”.
Enfoque multidisciplinar
El tratamiento de la espasticidad del miembro inferior asociada a ictus requiere un enfoque multidisciplinar y habitualmente incluye fisioterapia, tratamientos farmacológicos y, en algunos casos, cirugía. La espasticidad puede dar lugar a una pérdida significativa de independencia, afectando tanto al bienestar físico como emocional de los pacientes Por ello, “esta nueva indicación ofrece a los especialistas médicos una importante opción de tratamiento y proporciona un avance real para los pacientes que sufren las consecuencias discapacitantes de la espasticidad que afecta al tobillo”, afirma esta rehabilitadora.
La Dra. Moraleda afirma que pueden existir ventajas significativas en el uso de la toxina botulínica para tratar a aquellas personas cuya capacidad de movimiento y de caminar se hayan visto afectadas por un ictus. “Hasta el 30% de los supervivientes sufre un aumento de tono en los músculos, lo que supone una sensación de rigidez para ellos. Esto se conoce como espasticidad e implica dificultad para relajar esos músculos afectados. Este trastorno puede ser doloroso. Además hace que, con frecuencia, los pacientes dependan de la ayuda de la familia o de cuidadores para las actividades cotidianas. La espasticidad puede dar lugar a una pérdida significativa de independencia, afectando tanto al bienestar físico como emocional de los pacientes”, manifiesta.
Mª Victoria Gómez, directora general de Allergan en España, asegura: “Para nosotros es una excelente noticia que nuestra toxina botulínica haya recibido luz verde para el tratamiento en adultos de la espasticidad del miembro inferior tras un ictus. Esta aprobación reconoce el largo compromiso de Allergan con la innovación. Con dos indicaciones ya aprobadas en este campo, Allergan sigue apoyando a los médicos y a sus pacientes para mejorar el manejo de este tipo de trastornos potencialmente tan discapacitantes”.
Sobre el ictus
El ictus se produce cuando se interrumpe el suministro de sangre a una parte del cerebro y las células cerebrales resultan dañadas o mueren. El ictus afecta a las personas de diferentes maneras, dependiendo de la parte del cerebro que esté afectada, de la extensión del daño y del estado de salud de la persona antes del ictus.
La espasticidad es un trastorno neurológico caracterizado por un aumento anormal o hiperactividad del tono muscular. El trastorno provoca la contracción continuada de los músculos afectados (permanecen flexionados o contraídos) durante largos períodos de tiempo.
Los síntomas de espasticidad pueden variar desde rigidez leve hasta intensa, espasmos musculares incontrolables que pueden ser muy dolorosos, especialmente si las articulaciones quedan en posiciones anormales o si de cualquier otra forma se impide la amplitud normal de movimiento. Los síntomas pueden incluir hipertonía (aumento del tono muscular), clonus (una serie de contracciones musculares rápidas), reflejos tendinosos profundos exagerados, espasmos musculares, adopción de postura en tijera (cruce involuntario de las piernas) y rigidez articular. Si no se trata, los músculos afectados están sometidos a “contractura”, un trastorno que deja los músculos y los tendones permanentemente contraídos y que puede resultar en una postura anormal permanente y frecuentemente