Semillas beneficiosas para incluir en tu dieta (Parte II)
Por Elena Compte
De un tiempo a esta parte muchas semillas han empezado a ganar protagonismo en nuestra dieta diaria y cada vez las utilizamos más en nuestros platos. Las semillas no sólo nos permiten crear nuevos sabores y texturas sino que además crean efectos visualmente atractivos gracias a sus formas, tamaños y colores.
Las semillas están compuestas por altas concentraciones de vitaminas, minerales, proteínas, aceites esenciales y enzimas latentes. Constituyen un alimento fácil de ingerir y de asimilar por el organismo, lo que las convierte en un bocado beneficioso y sencillo de comer.
Hay que tener en cuenta que las semillas, a pesar de sus amplios y reconocidos beneficios, no son un alimento milagro; sin embargo, incluirlas en cantidades adecuadas en nuestra dieta, nos ayuda a que sea más sana y equilibrada. Son un gran complemento de la dieta mediterránea tradicional.
En nuestro primer artículo sobre los beneficios de las semillas ya mencionamos algunas como la chía, el lino o el cáñamo. Vamos a ver ahora otras sugerencias también muy saludables. Algunas son menos habituales en nuestra dieta, aunque muy populares en platos típicos de otros países, como el hummus, que se elabora con sésamo. Otras no nos van a resultar extrañas, porque ¿quién no ha disfrutado de tardes eternas de charla en un banco con amigos apurando una bolsa de pipas de girasol o de calabaza?. Quizás con la edad la forma de comerlas cambie y ahora podamos incluirlas en nuestras ensaladas o en la elaboración de panes caseros, pero el beneficio será el mismo y disfrutaremos también de su sabor. Vamos a ver algunos ejemplos:
Semilla de sésamo
Más conocida que otras semillas, su uso en España está más relacionado con la repostería, como los famosos polvorones navideños, que incluyen sésamo. Encontramos con mayor facilidad en los comercios la semilla de color beige, pero las hay de color marrón, rojo y amarillo también. Todas son muy sabrosas y buenas para la salud porque contienen manganeso, calcio, magnesio, fósforo y vitamina B.
Se puede consumir el sésamo también en pasta, germinado o en aceites.
Semilla de amapola
Son minúsculas semillas de color negro grisáceo que se utilizan cada vez más como complemento en dietas sanas, así como en pasteles y panes. Son muy vistosas aunque no tan sabrosas como otras semillas, pero destacan por su contenido en fibra, vitamina B, calcio, potasio, manganeso, magnesio y cinc.
Se pueden consumir con los cereales del desayuno, espolvorear sobre ensaladas, pasteles y en toda clase panes.
Semilla de calabaza
Las semillas o pipas de calabaza son de las más nutritivas que existen. Son ricas en propiedades emolientes, antiinflamatorias, cardiovasculares, antioxidantes y antiparasitarias. Además, también destacan por su riqueza en ácidos grasos insaturados que ayudan a mantener en forma el corazón.
Las semillas se pueden consumir crudas o ligeramente tostadas, pueden comerse directamente así o utilizarlas para otras preparaciones tales como ensaladas, platos de pasta o pasteles.
Semilla de girasol
Aunque es habitual el consumo de las semillas o pipas de girasol en países como España, normalmente se desconocen las propiedades nutricionales que aporta al organismo. Esta semilla tan popular es rica en ácidos grasos insaturados, antioxidantes, fibra dietética e hidratos de carbono. Además, entre sus vitaminas destaca la vitamina E y minerales como el potasio, sodio, fósforo, magnesio y calcio. Son depurativas para el cuerpo y dan sensación de saciedad.
Es un alimento sano y natural que se puede consumir como aperitivo, para complementar ensaladas varias o para elaborar panes de pipas.
Semilla de alforfón o trigo sarraceno
Su nombre es engañoso, porque no es un cereal ni tampoco trigo, es un pseudocereal (como la quinoa). Estas semillas no contienen gluten y tienen un alto contenido en proteínas de nivel biológico, es decir, son ricas en aminoácidos tales como la lisina, triptófano y treonina. Son antioxidantes y aportan vitaminas del grupo B, hierro, calcio, magnesio, potasio, zinc, fósforo y selenio. Entre las principales propiedades del alforfón podemos mencionar que es beneficioso para la salud cardiovascular, favorece la digestión y ayuda a bajar el nivel de azúcar en sangre.
Es un alimento que se puede germinar en un tarro dos días antes de su consumo. Es ideal para añadirlo en ensaladas y la harina de alforfón se puede utilizar para cocinar. Por su ausencia de gluten y versatilidad es ideal para celíacos e intolerantes al gluten.
Por último, no hay que olvidar que para disfrutar de los beneficios de las semillas, hay que asegurarse de que las digerimos correctamente. Si se incluyen enteras en los platos y por su tamaño no se mastican, es muy probable que las expulsemos tal cual entraron, por lo que es muy recomendable ”romperlas” cuando se preparen recetas con ellas.