Tosferina: Una enfermedad en aumento
La tosferina es una enfermedad respiratoria producida por una bacteria llamada Bordetella pertussis.
En los últimos 4 años se ha producido un aumento de los casos en toda España, lo que nos mantiene a los pediatras en estado de alerta, especialmente con los más pequeños.
Entre los afectados, el 40 % son niños menores de un año, el 15 % son adolescentes y el 13 % adultos. Sin embargo,en más del 80 % de los niños con tosferina, el contagio proviene de un adulto que convive con el bebé. Ojo con los abuelos o padres tosedores, el “catarro mal curado” de los adultos que por distintos motivos no acuden al médico.
Es una enfermedad altamente contagiosa, de hecho, la mayoría de las personas no vacunadas que están en contacto con un enfermo de tosferina, desarrollan la enfermedad.La vacunación es la medida preventiva más eficaz
¿Qué síntomas tiene?
Inicialmente, los primeros días son indistinguibles de un resfriado común (Fase catarral): congestión nasal, mocos, tos e incluso fiebre. A medida que van pasando los días, la tos comienza a agravarse y adquiere un sonido muy peculiar (Fase paroxística): la tos es en salvas, en accesos continuos sin tiempo apenas para coger aire, de ahí que, al final, emitan un sonido parecido a un pitido (gallo) característico de la enfermedad. “Doctora, es que se engancha con la tos, es como si se ahogara”– dicen algunas madres. Tras estos «ataques de tos» los niños están agotados y con poca actividad.
Las complicaciones en los niños son serias: otitis media, neumonía, insuficiencia respiratoria, encefalopatía, convulsiones, apneas (paradas respiratorias) y en último caso, la muerte (se estima que cada año fallecen en España unos 15 bebés por tosferina). Los síntomas en los adultos son leves y rara vez provocan complicaciones
¿Tiene tratamiento?
Sí. Tratamiento antibiótico específico y, cuanto antes se empiece, mejor. El 70% de los niños menores de un año precisan hospitalización y prácticamente el 100% de los menores de 3 meses.
¿A quién afecta la tosferina?
A cualquier persona y a cualquier edad; aunque como ya hemos comentado, los más vulnerables son los niños pequeños, especialmente aquellos que aún no han recibido la pauta completa de la vacuna. Es por ello que las formas más graves y de mayores complicaciones, las encontramos en los bebés menores de 2 meses a los cuales aún no nos ha dado tiempo a administrar la primera dosis.
Recordemos que la vacuna se administra a los 2, 4, 6, 18 meses y una dosis de recuerdo a los 5-6 años.
¿Y por qué están aumentando los casos de tosferina?
En parte se debe al hecho de que la vacuna pierde efectividad con el paso del tiempo; previene el 85% de los casos graves en menores de 3 meses y proporciona inmunidad en el 80% de los vacunados con 3 dosis; pero a los 18 meses, los anticuerpos ya han bajado de forma considerable. A los 12 años la inmunidad ya ha desaparecido de ahí que la Asociación Española de Pediatría promueve administrar una dosis de recuerdo a los adolescentes; medida que ya se hace en algunas comunidades autónomas.
A la pregunta que me hacen muchas familias de:»¿Por qué en aquella comunidad autónoma sí, y en la mía no? «, me temo que no tengo una respuesta políticamente correcta.
Por otro lado, los llamados “movimientos antivacunas” hacen mucho daño a nuestra sociedad negándose a recibir la vacuna, lo que trae como consecuencia que sean esos niños los transmisores de muchas enfermedades graves prevenibles.
También hay que resaltar que los métodos diagnósticos han mejorado, por lo que es probable que ahora, con más medios, se diagnostiquen más casos que antes.
¿Qué puedo hacer para proteger a mi bebé hasta que nazca y reciba su primera dosis ?
Puesto que numerosos estudios han demostrado que en más de un 80% de las ocasiones la fuente de infección es un adulto que convive en el mismo domicilio que el lactante, es altamente recomendable seguir lo que los expertos llaman “la estrategia del nido”, es decir, vacunar a todo el entorno del bebé, a los contactos más íntimos, empezando por la madre. Para que la estrategia funcione, los miembros de la familia han de recibir la vacuna al menos 2 meses antes del nacimiento del bebé.
Australia, Alemania, Francia, Canadá, Suiza y Estados Unidos tienen desarrollada esta estrategia en sus programas para el control de la tosferina. Según los expertos, con estas medidas, se reducirían el 70% de los casos de tosferina en menores de 3 meses.
La Asociación Española de Pediatría recomienda vacunar a todos los contactos íntimos del bebé (padres, abuelos y cuidadores) incluida toda madre embarazada en la semana 27 de gestación, de este modo, los anticuerpos protectores pasaríann al niño a través de la placenta y estaría cubierto durante los primeros 2 meses de vida, momento en el que recibiría la primera dosis de la vacuna.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio de Sanidad español y el Grupo de Trabajo de Tosferina de España recomiendan la vacunación del personal sanitario en contacto con lactantes, en especial en maternidades y unidades pediátricas.
Recordemos que la vacunación es un acto de responsabilidad que no sólo protege al niño, sino que protege al medio que le rodea, impidiendo que los agentes causantes de la enfermedad circulen libremente.
Aquellos padres que deciden no vacunar a sus hijos, no sólo les están exponiendo a sufrir enfermedades graves, incluso mortales, sino que además se aprovechan de la “inmunidad de grupo” del resto de los niños de su entorno los cuales sí están vacunados. Es una situación muy “cómoda” para ellos. Pero… ¿Qué ocurre si en la misma aula se juntan 2 o más niños no vacunados y alguno de ellos enferma?
No nos cansaremos de recalcar a “nuestras familias” la importancia de seguir las recomendaciones oficiales y de animar a los padres a preguntarnos todas aquellas dudas que les vayan surgiendo a lo largo de este largo, pero apasionante, camino de la crianza de nuestros hijos.
Dra. Lucía Galán Bertrand.
Blog: Lucia, mi Pediatra.