Un 2018 cardiosaludable: las claves
Claves para un 2018 cardiosaludable. Estos son los 5 propósitos saludables para Año Nuevo y cómo conseguirlos.
No fumar, aumentar la actividad física, hacer ejercicio, comer de forma cardiosaludable y controlar el estrés, las claves para un 2018 con más salud.
Los excesos navideños y el cambio de hábitos durante las fiestas aumentan el riesgo de sufrir un ictus y otras enfermedades cardiovasculares
Tras las grandes comidas de Navidad, son muchos quienes se plantean empezar el año de la manera más saludable. Durante las fiestas, se produce un cambio de hábitos que puede afectar a la salud cardiovascular1, especialmente en personas con riesgo cardiovascular alto.
Por esta razón, Boehringer Ingelheim, bajo su compromiso por mejorar la calidad de vida de los pacientes, promueve el cuidado de la salud cardiovascular como prevención del ictus con cinco propósitos cardiosaludables para el Año Nuevo:
1. No fumar
Quienes no fuman, ¡ya tienen un propósito cumplido nada más empezar el año! Pero quienes fuman deben centrarse en dejar de fumar, ya que el tabaco es el enemigo número uno de la enfermedad cardiovascular. No vale fumar poco. Tres años después de haber dejado el hábito tabáquico, el riesgo de sufrir un ictus para un exfumador es el mismo que para aquel que no ha fumado nunca2.
Consejos para conseguirlo: plantearse metas a corto plazo, no abandonar el tabaco de golpe y no dudar en consultar con el médico para que evalúe la situación y pueda recomendar el mejor método para el paciente.
2. Cambiar los hábitos sedentarios
Para mejorar la salud y prevenir la enfermedad cardiovascular es importante mantenerse activo. Sin embargo, ello no pasa solo por hacer ejercicio intenso, si el resto del tiempo tenemos una vida sedentaria. Debemos incorporar la actividad física a nuestro día a día para movernos más. En definitiva, modificar los hábitos de vida, escogiendo opciones más activas.
Consejos para conseguirlo: subir escaleras, en la medida de las posibilidades individuales, en vez de usar el ascensor; evitar el coche para trayectos cortos, bajar una o dos paradas antes del autobús o metro y caminar mientras hablamos por el móvil. Estos son algunos de los pequeños gestos, fáciles de incorporar en la rutina, que incrementan el movimiento físico del día a día.
3. Hacer 30 minutos de ejercicio al día
Además de la actividad que incorporamos a los quehaceres diarios, es importante dedicar 30 minutos al día a hacer ejercicio, como recomienda la OMS3. Son especialmente recomendables los ejercicios aeróbicos de bajo impacto, aunque es importante consultar con el médico antes de empezar un deporte nuevo. La natación, el yoga, los estiramientos, la bicicleta y caminar son ejercicios ideales para prevenir el ictus.
Consejos para conseguirlo: buscar un ejercicio que resulte agradable y motivador. El ejercicio no es solo para deportistas: caminar, bailar, hacer senderismo, nadar, montar en bici… son actividades de ocio que, a la vez de divertir, permiten desconectar y ayudan a mantenerse en forma.
4. Seguir una dieta cardiosaludable
La alimentación cardiosaludable es una de las claves en la prevención de las enfermedades cardiovasculares. La dieta mediterránea es el mejor ejemplo. Llevar una alimentación adecuada también favorece el buen estado anímico, ayudando a tener motivación para cumplir con los propósitos.
Consejos para conseguirlo: priorizar el consumo de frutas, verduras y hortalizas, pescados, carnes magras, cereales, legumbres y frutos secos, así como lácteos desnatados. El aceite de oliva es el aderezo ideal en la dieta cardiosaludable, pero siempre con prudencia. Limitar el consumo de azúcar, sal y alcohol.
5. Controlar el estrés
El estrés es un factor desencadenante en personas con riesgo cardiovascular4, por lo que es importante aprender a controlar sus efectos. El ejercicio es una de las mejores maneras de combatirlo, pero además podemos incorporar prácticas a la rutina diaria que ayuden a gestionar el estrés de manera sana.
Consejos para conseguirlo: además del deporte, abandonar la multitarea, practicar mindfulness u otras técnicas de relajación, dedicarse más tiempo a uno mismo y a las aficiones, así como intentar compartir más tiempo con amigos y familia.