Apoyo psicológico al niño con cáncer y a su familia
Asociamos infancia a salud, como también asociamos infancia a inocencia, vitalidad, alegría, optimismo y futuro.
El mundo para el niño se presenta como un infinito de posibilidades que es capaz de crear con su imaginación, para la que nada hay imposible. Por ello, la idea de una enfermedad mortal que afecte a un niño o una niña nos enfrenta a uno de los mayores temores que podemos albergar.
Hablar de cáncer sigue siendo, a día de hoy, un tema tabú, y lo es más aun cuando hablamos de niños.
Los últimos datos registrados en España nos presentan la realidad de una enfermedad poco frecuente, que supone apenas un 1% o 2% de los casos diagnosticados en adultos, con un índice de supervivencia del 81% a los cinco años. Cada año se diagnostican unos nuevos 1100 casos de cáncer al año según el Registro Español de Tumores Infantiles (RETI) de 2020, siendo los cánceres más frecuentes las leucemias, los tumores del sistema nervioso central, los tumores cerebrales y los linfomas.
Los avances médicos en el tratamiento del cáncer infantil han contribuido a la reducción de la mortalidad infantil. A pesar de lo positivo de estos resultados, en la actualidad sigue habiendo retos por superar en oncología infantil que implican no solo a los profesionales del ámbito médico, sino también a especialistas de otros ámbitos de la salud pública, como el de la psicología.
Por un lado, resulta prioritario extender la mejoría en los tratamientos y la atención al paciente oncológico infantil a los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, donde la realidad es muy distinta todavía, con un índice de supervivencia inferior al 30%, incluyendo ciertos tipos de cáncer que normalmente se pueden tratar y curar.
Existen en la actualidad diversas iniciativas centradas en la posibilidad de contar con fármacos genéricos a precios accesibles, dotar de infraestructuras y formar al personal sanitario, que tienen como objetivo reducir dicha desigualdad en la atención oncológica a nivel global.
Por otro lado, el aumento de la supervivencia en los países desarrollados lleva asociada la necesidad de abordar las posibles secuelas tanto físicas como emocionales de las personas que han sufrido cáncer infantil. El establecimiento de un seguimiento individualizado a lo largo de la vida, permitirá detectar de forma precoz estas secuelas para poder abordarlas convenientemente.
Pacientes, familiares y cuidadores requieran de ayuda psicológica especializada que pueda dar respuesta de forma integral a los retos físicos, emocionales, sociales y espirituales de la enfermedad
Por último, no podemos obviar el hecho de que, a pesar de ser una enfermedad poco frecuente, con altos índices de supervivencia, el diagnóstico de cáncer sigue produciendo un alto impacto emocional que se prolonga en las diversas fases del tratamiento.
El miedo y las connotaciones negativas asociadas a la enfermedad oncológica, hacen que pacientes, familiares y cuidadores requieran de ayuda psicológica especializada que pueda dar respuesta de forma integral a los retos físicos, emocionales, sociales y espirituales de la enfermedad.
La implantación plena del profesional psicooncólogo en el abordaje integral de enfermos y familiares ayudará a identificar y tratar las necesidades que son cambiantes a lo largo de la enfermedad y del ciclo vital del niño con cáncer.
Profesor Alberto Bellido, profesor de Psicología en la Universidad Europea