autoengaño y adicción
Autoengaño y adicción van unidos, esta enfermedad que llamamos del autoengaño es porque la persona es fácilmente manejable por sus pensamientos.
El confinamiento es una situación indudable de riesgo para el consumo de sustancias, especialmente de las más accesibles, como es el alcohol. Si esto es así en personas que no tienen problemas de adicciones, aún lo es más en personas adictas en proceso de recuperación.
El estar en casa recluido y aislado provoca la alteración del sistema nervioso y, por tanto, de las emociones. Es fácil notar y ver en el día a día cómo todos mostramos una alteración anímica y altibajos emocionales, que se inician desde el propio desconcierto producido en el inicio de la cuarentena, con un estado de shock ante una situación que no hemos elegido y que nos sorprende en un breve espacio de tiempo y nos provoca agobio, enfado y tristeza.
Este cuadro emocional es similar a las etapas del duelo porque, en realidad, estamos viviendo precisamente un duelo ante la pérdida de libertad, de las relaciones con familiares, de los contactos habituales, de las actividades y toda nuestra rutina y sentido.
El confinamiento, situación de peligro para el consumo abusivo de alcohol
En este momento, es necesario que el cerebro se adapte a esta nueva forma de vida y así consiga regular las emociones porque toda esta alteración que está sufriendo se produce porque el ser humano necesita tener una estructura de su día en cuanto a horarios, comidas y tareas, lo cual reporta salud, pero ahora nos encontramos con que todas esa estructura se ha visto alterada al no poder seguir muchos de los hábitos que teníamos ya construidos.
Pero ¿qué ocurre con las personas que ya están inmersas en un proceso de adicción o están en proceso de recuperación de una adicción?
La adicción y el autoengaño
Hemos de tener en cuenta que esta enfermedad de la adicción, que llamamos del autoengaño porque la persona es fácilmente manipulable por sus pensamientos, provoca que ante un malestar, el adicto siempre busque estar bien, no sentir dolor ni sufrimiento. Y, ante cualquier síntoma de este tipo, la persona adicta de inmediato empieza a elaborar en su mente mensajes y pensamientos que le van a justificar cualquier consumo.
Y, además del autoengaño, en la base de la adicción siempre hay varios ingredientes principales:
- la falta de regulación emocional.
- Las dificultades en el control de la conducta y del impulso.
- Al adicto le cuesta la reflexión. Vive en el aquí y ahora. Y le cuesta tener en cuenta las contingencias de su comportamiento y ese impulso le lleva al consumo.
Durante mucho tiempo, el adicto ha aprendido que la liberación de su malestar viene de la mano de una sustancia. En muchos casos, tienen una sustancia preferida, que llamamos sustancia diana, que es la que se convierte en su objetivo principal de consumo para su estabilización emocional, para recuperar la calma y “estar bien”.