Alcoholismo: cuando se deja de ser un bebedor social para convertirse en adicto
¿Bebedor social o adicto?
El alcohol, además de ser una droga legal, está muy integrado en nuestra vida diaria. Salir a tomar una cerveza y una tapa rodeado de familia o amigos es uno de los planes favoritos de los españoles. Sin embargo, hay ocasiones donde el alcohol empieza a cobrar un mayor protagonismo en la vida de la persona, es en este punto cuando surge la duda de un posible trastorno.
¿Cuándo se pasa de ser un bebedor social a tener un problema con el alcohol? ¿Dónde está el límite?
Según Joaquín Descals, Psiquiatra y Director Médico de la clínica Triora Alicante y los centros ambulatorios de Triora Madrid y Triora Barcelona, “el bebedor social decide cuándo comienza a beber y cuándo acaba, un poder de decisión que no tiene el alcohólico, que bebe en solitario y sin control. Además, el bebedor social no se preocupa por la bebida, si no por el ambiente, en cambio el alcohólico no sabe ponerse límites y pierde el control”.
No en vano, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en España. El 16,8% de los españoles de 15 a 64 años se emborrachó en el último año; una tendencia descendente desde 2009, aunque sigue en niveles elevados. Así lo indica el “Informe 2018 sobre Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España” que elabora el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
“El alcohol suele utilizarse como una vía de escape a las adversidades, convirtiéndose en muchos casos en el principal problema. Los afectados por esta adicción sufren de primera mano una serie de consecuencias muy severas en todos los ámbitos de la vida, desde la salud hasta la economía, pasando por las relaciones sociales y el mundo laboral”, afirma el Dr. Descals.
Familiares y amigos, claves para afrontar el problema
El trastorno por consumo de alcohol se convierte en una realidad cuando hay descontrol, preocupación por no beber, insistencia en lograr siempre el mismo efecto y sensación de abstinencia cuando se reduce o frena la ingesta. La adicción al alcohol es sinónimo de angustia y crea dificultades para desenvolverse en el día a día.
Los síntomas van aumentando a medida que crece la dependencia. Estos son algunos de los signos de alerta:
- Incapacidad para limitar la cantidad de alcohol consumida.
- Pérdida de tiempo bebiendo o accediendo al alcohol.
- Necesidad constante de ingerir la sustancia.
- Incumplimiento de obligaciones debido al consumo de alcohol.
- Insistencia en beber pese a tener consciencia de los problemas que genera.
- Abandono de las actividades sociales o laborales.
- Desarrollo de tolerancia al alcohol, de forma que se necesita más cantidad para sentir su efecto.
- Náuseas, sudoración o temblores cuando no se bebe.
- Consumo en situaciones de peligro como, por ejemplo, al volante.
Es común negar el problema, aunque sea por inconsciencia. Por ello, “es fundamental escuchar a familiares, amigos o compañeros de trabajo, quienes pueden ayudar a la persona afectada a darse cuenta del problema. Los seres queridos son quienes mejor nos conocen, por lo que su consejo es importantísimo para poder afrontar una situación delicada, especialmente cuando se trata de un trastorno”, señala el Dr. Descals.
La ayuda de los profesionales es fundamental
Cuando el consumo de alcohol ha pasado a ser un problema de abuso o un trastorno, es muy importante contactar lo antes posible con un equipo de profesionales. Sin un tratamiento efectivo, es muy difícil que una persona que padezca adicción retome el control de su vida. Desde Triora advierten que la mayoría de los afectados por esta clase de dependencia no pueden dejar de beber sin la ayuda de expertos que lo guíen hacia el tratamiento más adecuado.
“Es esencial conocer de primera mano a la persona y comprender el momento que atraviesa, cómo se siente y qué síntomas tiene, para buscar la mejor manera de tratar su adicción y hacerlo con un programa integral y personalizado”, indica el Dr. Descals.
En ese sentido, cambiar los pensamientos que llevan a querer beber depende de mucha fuerza de voluntad y del desarrollo de ciertas habilidades. Los profesionales también dedican esfuerzos a ayudar al afectado a reparar y mejorar sus relaciones personales en caso de que estas se hayan visto golpeadas por la adicción. Por ello, desde Triora, no sólo se trabaja con los pacientes, si no que se desarrollan programas para familiares y seres queridos, donde se les ayuda a entender la enfermedad de adicción, sus causas, cómo afecta a la persona que la padece y a todo el núcleo familiar.
“Las habilidades de superación se deben entrenar para que cualquier paso hacia atrás se pueda revertir rápidamente”, afirma Descals. El experto mantiene que el paciente tiene que confiar en sus posibilidades para llevar un estilo de vida saludable sin dependencia del alcohol y creer en sus opciones para retomar el control, sin que se vea afectada su situación social, laboral y económica. Hay que tener en cuenta, que los expertos hablan de recuperación pasados de dos a cinco años sin consumo ni recaídas.
Un tratamiento personalizado
En Triora el tratamiento para superar la adicción al alcohol comienza con una entrevista inicial donde se toma conciencia de la situación por la que está pasando el paciente. Después se inicia la fase de desintoxicación, es decir, al abandono progresivo del consumo de la sustancia; es una etapa en la que se trata la adicción tanto a nivel físico como psicológico. Tras varias semanas de tratamiento, el paciente vuelve a casa, manteniendo sesiones terapéuticas, y dispone de un seguimiento con la finalidad de evitar posibles recaídas.
Las tasas de recuperación del grupo Triora son optimistas, ya que, como resultado de su enfoque científico, unos conceptos probados y unos cuidados atentos, seis de cada diez tratados por alcoholismo siguen siendo abstemios después de un año. La primera valoración en Triora está llevada a cabo por un médico y es gratuita y sin compromiso, es el especialista el que asesorará al paciente y la familia sobre cuál es el tratamiento más adecuado a su situación y necesidades.