Calzado y colegio
El calzado correcto para la vuelta al cole es igual a comenzar con buen pie el año escolar. ¿Sabes cómo elegir el calzado de tus hijos? ¿Es necesario que acudan al podólogo? ¿Es conveniente heredar los zapatos de hermanos mayores?
Los podólogos madrileños resuelven todas las dudas sobre la salud del pie de los más pequeños de cara a este nuevo curso.
En estos días en que las familias preparan la temida vuelta al ‘cole’, el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Madrid (COPOMA) lanza sus recomendaciones para que los más pequeños de la casa empiecen el nuevo curso con buen pie llevando un calzado que favorezca el correcto desarrollo de su pie y les permita libertad de movimientos.
Hay que tener en cuenta que el pie de los niños aumenta unos 8 milímetros de media cada tres meses y que utilizan el calzado de uso escolar entre 9 y 12 horas al día. Además, las posibles consecuencias más comunes asociadas al uso de un calzado inadecuado van desde las deformidades de los dedos y “uñeros” (onicocriptosis) hasta sobrecargas o acortamientos musculares, tendinitis aquílea, dolor en la planta del pie y eccemas o dermatitis causados por materiales sintéticos.
Por ello, los podólogos madrileños han elaborado unas recomendaciones básicas destinadas a una buena elección del calzado ya que será clave para su salud, especialmente en edades de 1 a 8 años.
Calzado y colegio: ¿Qué debemos evitar?
1. Comprar el calzado más grande para que le valga toda la temporada: el calzado tiene que acomodarse al tamaño real del pie del niño. Si el zapato no es de su talla, podría alterar su forma de caminar, provocarle inestabilidad o crearle ampollas o laceraciones.
2. “Heredar” zapatos, pasando de unos a otros hermanos o entre familiares o amigos: la pisada de cada persona es diferente y compartir calzado puede distorsionar la misma.
3. Reutilizar el calzado de la temporada pasada: es necesario tener en cuenta el desgaste del calzado y el crecimiento del pie.
4. Comprar el calzado atendiendo solo a su precio porque les va a durar poco: es importante invertir en un calzado de calidad (aunque no siempre el calzado más caro asegura que sea mejor).
Consejos para elegir un buen calzado infantil
1. El calzado debe ser de la talla adecuada: lo mejor es medir el pie y el interior del zapato. La forma más fácil de valorarlo es extrayendo la plantilla interior que llevan la mayoría de zapatos en la que está dibujada la parte posterior del pie y una marca del lugar donde deben terminar los dedos.
2. Es conveniente proteger la parte de los maléolos (huesos laterales del tobillo) pero con una protección suficientemente flexible: esto permitirá el movimiento completo de la articulación del tobillo sin limitar la movilidad del pie y su desarrollo natural.
3. Flexibilidad en la zona de dedos: el zapato tiene que proteger al pie, no comprimirlo. Debe ser suficientemente ancho por delante para permitir a los dedos abrirse y moverse con libertad. La protección de puntera solo se aconseja en los preandantes debido al gateo.
«Facilitar la transpiración»
4. El zapato tiene que ser de material natural (piel, algodón, etc.) y facilitar la transpiración: es importante, además, palpar el calzado por dentro, sobre todo en el talón, para asegurar que no tiene ninguna costura que pueda dañar el pie.
5. La suela no debe ser demasiado fina sino tener cierto grosor y ser antideslizante y tampoco debe ser ni muy rígida ni demasiado flexible, lo más recomendable es una suela de goma con la misma flexibilidad natural del pie. La horma debe ser recta, de modo que cuando miremos los zapatos, la forma de la suela no debe hacer curva hacia dentro del pie porque podría alterar la marcha y crear deformidades. Es la forma de favorecer el equilibrio y salvaguardar las piernas y la espalda. No deben llevar tacón porque altera la longitud normal de la musculatura posterior, altera el centro de gravedad y la postura: los zapatos de los niños deben ser totalmente planos.
6. Es importante que tengan algún medio de sujeción: los cordones (o velcro, en su defecto) son necesarios para sujetar bien el pie y evitar movimientos excesivos adelante y atrás o lateralizados. Las chanclas, zuecos, mocasines o bailarinas no son recomendables porque la percepción de que el zapato se sale a cada paso obliga a los dedos a hacer un trabajo extra de ‘agarre’ y evita que el pie quede correctamente sujeto.
¿Cuando acudir al podólogo?
El Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Madrid considera recomendable realizar una visita preventiva para valorar un correcto desarrollo en niños a la edad de 4-5 años, donde ya existe un patrón de marcha definido. No obstante, existen otros síntomas como dolores constantes en talones, rodillas o piernas, caídas frecuentes, hundimiento o desviación en el pie, marcha con los pies hacia dentro o alteración en la colocación de los dedos en los que será necesario acudir a un profesional en podología pediátrica en cuanto se detecte la anomalía, a cualquier edad.
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