Calzado y verano: preguntas más frecuentes
Hablamos con el Dr. San Román, experto en podología y cirugía del pie, le preguntamos acerca del calzado y verano. ¿Las chanclas son recomendables? ¿Cuáles son las patologías más frecuentes? ¿Son perjudiciales los esmaltes? Todo esto y mucho más, ¡sigue leyendo!
Calzado y verano: todo lo que necesitas saber
– ¿Qué calzado es el más adecuado durante los meses de verano?
Es importante utilizar un calzado adecuado para cada situación y estación del año. En los meses de verano, se debe de emplear un zapato cómodo, transpirable y flexible que sujete siempre bien el pie. El calzado tipo chanclas debe limitarse para la playa o piscina y debe de evitarse para realizar paseos largos.
Las chanclas pueden producir lesiones por rozaduras, fascitis plantar, metatarsalgia, etc. En el caso de usar este tipo de calzado deben de ser una o dos tiras anchas y suela gruesa para sujetar y proteger bien el pie.
-En verano es muy común la aparición de hongos, ¿cómo podemos evitarlos? ¿Existe algún remedio casero para aliviar el escozor?
El calor y la humedad por el sudor de los pies favorecen la aparición de dermatofitos (hongos en la piel de los pies). Algunos consejos para evitar esta patología frecuente en verano son los siguientes:
- Secar bien los pies y mantenerlos limpios.
- Utilizar un calzado en piscinas públicas.
- Cuando haya una lesión en piel o uñas, acudir a un especialista del pie (podólogo) y evitar tapar la lesión.
- No compartir zapatos.
- Emplear un calzado fresco y si es posible de fibras naturales.
– ¿Qué otras patologías pueden aparecer y cómo podemos evitarlas?
En verano son frecuentes las rozaduras, ampollas, dishidrosis (grietas en la piel), fascitis plantar y talalgias (dolor en el talón).
Las rozaduras y ampollas pueden ser producidas por las sandalias y chanclas. Se pueden evitar adquiriendo un calzado que ofrezca una sujeción firme del pie. Las chanclas no deben emplearse todo el día, únicamente por periodos cortos de tiempo y sobre superficies estables.
En verano, es frecuente el dolor e inflamación de la banda fibrosa de la planta del pie, también conocida como fascitis plantar. Aquí, puedes encontrar más información sobre fascitis plantar.
– En el caso de las ampollas y rozaduras, ¿cómo debemos curarlas?
Las ampollas se deben lavar en primer lugar con agua templada y jabón. Posteriormente se aplica yodo (si no hay alergia) en la ampolla y con una aguja estéril se pincha la ampolla para que drene el líquido. Finalmente se tapa con un apósito antiadherente y se cura diariamente verificando que no hay signos de infección.
Las rozaduras simplemente se deben de curar con una solución antiséptica (por ejemplo yodo) y evitar el calzado que ha producido la lesión.
– Para las personas que padecen de juanetes, ¿qué calzado es el más adecuado?
El calzado ideal para evitar el dolor en paciente con deformidad de juanetes es aquel que sujeta el pie. Es vital elegir un calzado adecuado, que permitan la transpiración del pie y que se adapten a nuestra horma. También es importante que el calzado sea de un material blando y flexible.
– Como experto en cirugía mínima invasiva del pie, ¿cuándo debemos preocuparnos y qué casos deben corregirse quirúrgicamente?
Las deformidades como el juanete o dedos en garra son condiciones progresivas, por lo que se debe acudir al médico o podólogo cuando nos empiezan a causar dolor constantemente. No hay que preocuparse aunque hay que tener en cuenta que cuanto mayor sea la deformidad más difícil será de tratarla.
– ¿En qué consiste la cirugía mínima invasiva percutánea?
La cirugía mínima invasiva consiste en realizar cirugía a través de un acceso milimétrico (normalmente una incisión de dos milímetros), por lo que no hay que abrir el pie, como en la cirugía tradicional.
– ¿Cuáles son las ventajas de esta operación?
El riesgo de infección es menor, ofrece una recuperación rápida, sin dejar cicatriz y sin apenas molestias. No es necesario introducir cuerpos extraños como agujas o tornillos que otras técnicas requieren. Es una cirugía ambulatoria que permite al paciente salir andando por su propio pie y sin ayuda.
– Volviendo al tema del cuidado de los pies, ¿qué rutina de higiene diaria recomendaría a nuestros lectores para conservar la salud de nuestros pies?
Los pies se deben lavar a diario, usando agua que no sea excesivamente caliente y utilizando un jabón neutro que no sea demasiado agresivo para la piel. Hay que prestar especial atención a las zonas interdigitales y secarse bien los pies. Las uñas se deben cortar rectas y sin ir más allá de donde termina la yema del dedo. Es importante aplicar crema hidratante si la piel está excesivamente seca.
Calzado y verano: «con los esmaltes las uñas no respiran»
– Si hablamos de hidratación, ¿qué componente no puede faltar en una crema de pies?
Un componente beneficioso es la urea.
– ¿Son recomendables los esmaltes?
No es recomendable el esmalte de uñas si lo hacemos muy a menudo, sobre todo si se usa semipermanente o permanente. En primer lugar, las uñas de los pies, al estar más alejados de la vista, es más difícil detectar imperfecciones y anomalías en la uña y actuar rápidamente. En segundo lugar, al crecer más lentamente las uñas de los pies, el esmalte está más tiempo presente por lo que la uña no puede «descansar» y «respirar», pudiendo producir la aparición de hongos ya que la capa de esmalte (un producto químico) genera cierta humedad y no deja que las uñas transpiren correctamente. El mejor consejo es no llevar las uñas pintadas constantemente para poder dejar descansar la uña.
– En esta época los paseos descalzos por la playa son comunes, ¿es recomendable para nuestros pies?
Puede ser beneficioso para el fortalecimiento de la musculatura del pie y tobillo, pero también hay que considerar que esto puede generar inestabilidad y mayor sobrecarga tanto en la planta del pie como en las articulaciones del pie y tobillo, algo que puede causar dolor. Otro inconveniente a tener en cuenta es la inclinación de la superficie, ya que al caminar por la orilla estamos desequilibrando nuestro cuerpo.
– Calzado y verano, ¿cuáles son los errores más frecuentes durante estos meses?
No secarnos los pies. No ponernos crema solar. Usar el mismo calzado todos los días y no dejarlos secar. Utilizar calzado con suelas demasiado planas y finas.
– Por último, ¿con qué frecuencia recomienda visitar al podólogo?
Es recomendable visitar al podólogo a lo largo de todo el año. Dependiendo del estado del pie, esto puede ser cada 1-3 meses o 3-6 meses.
Noelia Orts
Periodista