Cuidado con los pies en playas y piscinas
¡Cuidado con los pies en playas y piscinas! … este año más que nunca!
La llegada del verano generalmente va asociada con algunas malas prácticas al caminar y calzarnos. Precisamente en estas fechas del año es cuando se hace más frecuente sufrir ciertos problemas en los pies como fascitis plantar o pie de atleta. Por ello, desde el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA) quieren hacernos llegar algunas recomendaciones para evitar anomalías frecuentes de la época estival.
Recomendaciones para cuidar nuestros pies y evitar posibles problemas del verano como la fascitis plantar, la metatarsalgia y quemaduras o infecciones por hongos y papilomas.
Los riesgos más frecuentes del verano:
Caminar por playas y piscinas llegado el verano tiene multitud de beneficios para nuestro cuerpo, nos ayuda a quemar calorías, tonificar nuestras piernas y nos relaja. Además, en el caso de la playa, el agua salada y el sol nos ayudan a curar heridas y mejorar nuestra piel. Sin embargo, también nos exponemos a multitud de posibles problemas.
Cuando andamos por estos terrenos, normalmente irregulares, forzamos nuestra musculatura y las articulaciones de nuestros pies, tobillos, rodillas y caderas. Nuestro cuerpo, en general, se ve obligado a ir adaptándose a la superficie, tanto cuando caminamos como cuando practicamos deporte. Incluso aunque andemos por la orilla del mar, donde la superficie es más dura, nos enfrentamos a factores externos, como piedras, conchas o el propio desnivel.
Al andar descalzos o con un calzado inadecuado por estas superficies, nos exponemos a sufrir lesiones o anomalías como la fascitis plantar o la metatarsalgia, protagonistas del verano. Además, también es muy frecuente sufrir ciertas heridas en la piel, quemaduras o infecciones por papilomas u hongos, muy frecuentes en el caso de las piscinas. Es por ello que, dependiendo sobre todo del terreno y las condiciones climáticas concretas de cada momento y lugar, puede ser recomendable andar por estos lugares calzados y no descalzos, pero prestando atención a los zapatos que usamos.
Debemos considerar que siempre hay colectivos más vulnerables a parecer estas anomalías, como las personas mayores, los deportistas o los diabéticos, que deberán extremar las precauciones.
Los colectivos más vulnerables:
Además de los riesgos a los que todos estamos expuestos, no podemos olvidar que siempre hay ciertos colectivos mucho más vulnerables a sufrir determinados problemas en los pies:
- Personas mayores: La edad provoca que ya de por sí se puedan sufrir alteraciones óseas, como juanetes o dedos superpuestos. Además, son más frecuentes las alteraciones dérmicas, como durezas, sequedades u ojos de gallo, así como las vasculares, como la trombosis. También, por supuesto, las conocidas uñas encarnadas.
- Personas diabéticas: Las personas que padecen esta enfermedad son más propensas a sufrir determinados problemas, de ahí el denominado “pie diabético”, una patología muy prevalente en este colectivo, donde, además de producirse la llamada neuropatía periférica que dificulta la curación de heridas y facilita la aparición de úlceras, pueden sufrir también alteraciones a nivel vascular. Por ejemplo, podemos observar edemas, enrojecimientos o, incluso, deformaciones y desplazamientos de huesos con mucha mayor frecuencia que las personas que no padecen la enfermedad.
- Deportistas: Las personas que practican cualquier tipo de práctica deportiva están mucho más expuestas a sufrir lesiones y otras alteraciones que pueden afectar a diferentes partes del cuerpo. Una de las anomalías más frecuentes del verano en estas personas es el llamado “pie de atleta”, una infección producida por un hongo que provoca picor y ardor y que suelen sufrir especialmente los runners o las personas que practican la natación. Es muy importante acudir a la consulta de Podología frente a este problema para que se prescriba el tratamiento más preciso.
Las recomendaciones de los profesionales de la Podología:
Es en esta época estival cuando más esencial se hace prestar atención a ciertos cuidados concretos, pues precisamente desatender ciertas cuestiones puede provocar la aparición de problemas. En este sentido debemos considerar:
- Utilizar un buen calzado y evitar las chanclas: Debemos evitar abusar de las chanclas, pues con ellas forzamos nuestros músculos al caminar. Lo ideal es usar unas buenas sandalias, que vayan sujetas al pie y sean transpirables. Además, es aconsejable que no sean completamente planas, sino que la suela tenga un poco más de altura en el talón, lo que nos ayudará a evitar la mencionada fascitis plantar.
- Realizar cuidados de higiene diarios: En verano es importante lavar e hidratar los pies a diario. Además, es importante que intentemos hacerlo con jabón neutro y que prestemos especial atención al lavado entre los dedos y a su secado. Otra cuestión importante es cortar las uñas con frecuencia y hacerlo con un corte recto, para evitar que se claven.
- Visitar a nuestro profesional de la Podología de confianza: contar con el diagnóstico y la opinión personalizada de un profesional que analizará nuestra situación personal es siempre positivo para evitar problemas tanto presentes como futuros.