Decálogo para elegir un buen protector solar
La elección de un protector solar correcto es el primer paso para cuidar la piel y prevenir la aparición de enfermedades dérmicas. “El uso del filtro solar debe ser diario, los 365 días del año, incluso cuando el cielo está tapado o llueve, y se convierte en un elemento imprescindible con la llegada del buen tiempo” explica Inmaculada Canterla, Directora de Cosmeceutical Center.
La combinación del sol con algunos medicamentos, cosméticos y perfumes, pueden llegar a actuar como fototóxicos sobre la dermis y causar reacciones adversas.
La piel es el órgano más extenso, cuya principal función es proteger el cuerpo de los agentes climáticos, como es el sol. Por ello, queda expuesta a sufrir diferentes tipos de patologías (alergias, dermatitis, fotodermatosis, fotosensibilización) si no existe una correcta protección.
Inmaculada Canterla, farmacéutica especialista en dermocosmética y medicina antiaging, nos explica cómo cuidar la piel y prevenir este tipo de problemas dérmicos gracias a la correcta elección de un protector solar adecuado y sabiendo qué elementos (medicamentos, cosméticos o perfumes) pueden actuar como fototóxicos sobre la piel.
Decálogo para elegir un buen protector solar
-Un buen filtro solar no solo debe proteger de los rayos UVB (responsables de los daños inmediatos sobre la piel, como las quemaduras), sino también debe proteger de los rayos UVA (daños en el DNA de la piel, las células, los vasos y los tejidos).
-La especialista recomienda escoger filtros físicos, no químicos e inorgánicos que reboten los rayos UV antes que sean absorbidos por la piel. Este tipo de filtros se conocen como “SunBlock”.
-Evitar los filtros solares que contengan PABA en su formulación, pues el ácido para-aminobenzoico puede causar daño celular y hay una mayor incidencia de alergias relacionadas con el uso de PABA y derivados.
-Deben ser productos estables ante el calor (foto estables).
-Se aconseja escoger productos de aplicación sencilla y cómoda para fomentar la reaplicación frecuente del filtro.
-Cuidado con los protectores solares secundarios, aquellos que incluyen reclamos publicitarios sobre protección solar pero cuyo cometido principal no es proteger la piel del sol (por ejemplo, las cremas hidratantes con SPF15).
-Los filtros solares deben incluir en su formulación Filtros Biológicos que no son filtros solares como tal, sino agentes antioxidantes que actúan en sinergia con los filtros de la fórmula evitando la formación de radicales libres y potenciando el sistema inmunológico de la piel. Las vitaminas C, A y E entre otros son las más utilizadas. Tienen propiedades antirradicalares y actúan contra el envejecimiento cutáneo y los cánceres de piel fotoinducidos.
-Lo último en formulación es incorporar a las fórmulas activos para la protección y reparación del ADN (DNA-Protect), a través de enzimas que han sido aisladas de microorganismos extremófilos y cumplen funciones de reparación del ADN dañado por los rayos UV.
-Cuidado porqué los protectores solares caducan. Con el paso del tiempo, sus componentes se van degradando como en cualquier otro producto. Por tanto, no es recomendable utilizar fotoprotectores abiertos de un año para el otro ya que eso devalúa el factor de protección. La protección no será del todo completa por tanto se estará en riesgo de sufrir los efectos nocivos del sol.
-Es básico reaplicar el protector solar cada 2- 4 horas. El SPF es «dosis-dependiente», es decir, que para conseguir el SPF que pone en el envase debemos usar una cantidad de producto igual a la que se usa para determinar que ese producto en dicha cantidad nos provee del SPF que pone en el cartonaje, de lo contrario, no conseguiremos dicho SPF.
Una combinación peligrosa: sol + medicamentos, cosméticos, perfumes
La toma de determinados medicamentos o la aplicación de un cosmético o perfume puede ser el causante de reacciones adversas sobre la piel (hipersensibilidades, inflamaciones,…). “Varios medicamentos y determinados cosméticos, contienen agentes fotoreactivos capaces de inducir reacciones de fototoxicidad, si se toma el sol mientras se consumen” nos explica la experta de la SEMAL Inmaculada Canterla.
Algunos medicamentos fotosensibilizantes son: anestésicos locales, anticonceptivos orales, antidepresivos, antihistamínicos, antisépticos, benzodiacepinas, laxantes o diuréticos, entre otros. Además, existen otros productos fototóxicos como: algunos colorantes, perfumes, esencias de limón o lavanda, etc… que pueden llegar a producir reacciones adversas.
El asesoramiento de los expertos en formulación y vía tópica para revisar composiciones, indicaciones y tratamientos a seguir, es lo único que puede garantizar el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos en la piel.