Los tres componentes del estrés (Parte II)
Tras conocer un poco más de cerca en que consiste el estrés, el doctor Carlos Van der Hofstadt nos habla sobre sus componentes.
La respuesta de estrés es un proceso complejo que se manifiesta en tres niveles: fisiológico, cognitivo y motor.
Generalmente estos tres componentes están presentes en la respuesta del sujeto, pero el papel que desempeña cada uno de ellos puede variar según la situación y la persona. Es decir, en un caso concreto puede que el componente cognitivo (pensamientos) sea el que más peso tenga a la hora de modular el estrés, mientras que en otras situaciones puede que sea el componente fisiológico o el motor el que dispare y module la respuesta de estrés.
a) Componente fisiológico.
Supone un proceso de reacción sintomática que se desencadena a nivel fisiológico en la persona cuando está desarrollando una respuesta de estrés ante una determinada situación. Está constituido por una serie de síntomas físicos que se ponen de manifiesto en la respuesta de estrés. El número de síntomas presentes y la intensidad de los mismos es diferente según las personas y su respuesta al estímulo estresante.
Los síntomas fisiológicos que pueden estar presentes en una respuesta de estrés son: sudoración, tensión o dolor muscular, palpitaciones o taquicardia, temblor, molestias en el estómago, otras molestias gástricas, dificultades respiratorias, sequedad de boca, dolores de cabeza, mareo, náuseas, etc.
Los síntomas fisiológicos del estrés suelen ser la señal más evidente para detectar una respuesta de estrés en una persona, pero no siempre son los responsables de iniciar una respuesta de estrés ni el único factor que modula dicha respuesta, pues influye interactuando con el resto de componentes.
Todos los síntomas físicos son causados por la activación del sistema nervioso y no son más que una reacción de alerta con la que el organismo pretende prepararse para defenderse de una amenaza (real o supuesta). El problema es que en los casos de estrés, este estado de alerta se mantiene a lo largo del tiempo. Siendo perjudicial para el organismo y preocupando gravemente a la persona, lo que conlleva de nuevo más activación del sistema nervioso y por tanto más sintomatología física.
b) Componente cognitivo.
Son los pensamientos que asaltan al individuo y están relacionados bien con ese proceso de estrés, o bien con algún estímulo o situación que lo produzca. Este componente posee una gran importancia, ya que toda interpretación o valoración que hace la persona sobre cualquier aspecto va a determinar y modular su actitud al respecto y por tanto, determinará también las características de su respuesta de estrés.
Todo pensamiento o imagen que asalta al individuo son parte de la respuesta cognitiva de estrés. Estos pensamientos son automáticos e involuntarios ya que normalmente no son elaborados de forma intencionada por la persona. Además, no suelen ajustarse a la realidad ni son objetivos.
c) Componente conductual
Este componente es el comportamiento ante dicha situación, es decir, las cosas que hacemos. Cuando la persona se encuentra inmersa en el proceso de elaboración de la respuesta de estrés, por un lado desarrolla una sintomatología fisiológica y por otro lado elabora una serie de pensamientos que interpretan la situación. Ambos aspectos influyen en el resultado final de la respuesta de estrés que está desarrollando, pero también elabora esta última respuesta motora que igualmente influye en todo el proceso.
Las respuestas motoras más comunes en las situaciones de estrés suelen ser las respuestas de escape y evitación.
Estas respuestas se producen porque a corto plazo resultan adaptativas, ya que protegen y alivian de la tensión y estrés en el momento de mayor angustia. No obstante, a la larga no son nada adaptativas, sino más bien perjudiciales ya que el individuo no hace frente a la situación que le estresa y opta siempre por huir de ella sin solucionarla.
También es habitual que se pongan en práctica otro tipo de conductas en forma de estrategias inadecuadas para afrontar las situaciones de estrés. Algunos hábitos como aumentar el consumo de ciertas sustancias como el tabaco, la cafeína o el alcohol se incrementan en momentos de mayor estrés. La razón de que aumenten estos comportamientos es porque en situaciones de estrés las personas encuentran en estos hábitos una fuente de alivio ante los problemas y tensiones que le están creando estrés. Sin embargo, sólo se trata de una relajación aparente ya que realmente estos hábitos a la larga lo que hacen precisamente es incrementar la activación del sistema nervioso y por tanto crear más estrés.
Relación entre los tres componentes del estrés
Los tres componentes que se han descrito son responsables de la aparición de la respuesta de estrés, y es la interrelación entre los mismos la que mantiene dicha respuesta en el tiempo. De esta forma, si una respuesta cognitiva (pensamientos distorsionados) tiene lugar, incrementa a su vez la respuesta fisiológica (nervios, taquicardias, nauseas…), y en consecuencia también potenciará la respuesta motora (huir, pedir ayuda, etc.). No obstante, la cadena no acaba aquí, sino que puede proseguir continuamente si tenemos en cuenta que cuantos más pensamientos distorsionados preocupen a la persona, más síntomas fisiológicos molestos presentará, y en mayor grado llevará a cabo la conducta motora pertinente.
Autocontrol
La intervención sobre cualquiera de los tres componentes, facilitará el control de la respuesta de estrés, pues todos los componentes tienen participación e interactúan con los demás. Los componentes fisiológicos suelen ser más fácilmente controlables con la ayuda de las diferentes técnicas de autocontrol disponibles en la actualidad. Mientras que los pensamientos pueden resultan más difíciles de manejar y modificar.
Parte III: Técnicas de relajación (Parte III)
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