¿Tengo una adicción?
¿Cuándo beber demasiado se convierte en un problema de alcoholismo? ¿Cuándo fumar marihuana de manera habitual pasa a ser una adicción que no se puede controlar? ¿Cuándo consumir cocaína se convierte en un hábito peligroso para nuestra salud o la de alguien a quien queremos?
Según el Estudio Lundbeck de 2016 sobre la percepción y conocimiento del alcoholismo en España, aproximadamente el 17% de los españoles es consumidor de riesgo.
Enfermedad crónica y progresiva
En primer lugar, “hay que saber que la adicción es una enfermedad crónica y progresiva, y que lo que puede parecer de primeras un consumo normal puede acabar interfiriendo en todos los aspectos de la vida de esa persona, y de su entorno”, explica Joaquín Descals, jefe médico de la clínica privada para el tratamiento de las adicciones Triora Alicante.
“Una persona que padece una adicción es adicta a la euforia y a la recompensa, no a la sustancia o actividad que produce tal efecto”, explica el psiquiatra de Triora Alicante, quien explica que para que una persona sea adicta tiene que reunir una serie de factores genéticos, fisiológicos, psicológicos y sociales que derivan en esas ansías por sentir ese ‘subidón’ que determinadas sustancias o actividades le reportan. Sin embargo, cuando quieren dejar de realizar esa actividad o consumir esa sustancia, les es imposible hacerlo sin ayuda profesional. Su cerebro no se lo permite.
La negación del problema, clave en el tratamiento de la adicción
En la mayor parte de las ocasiones, la pareja se convierte en el gran daño colateral de esta devastadora afección, pero también familiares y amigos sufren de cerca el deterioro general de la persona adicta.
Todos ellos acaban viviendo por y para el adicto, olvidando su propio dolor y sufriendo constantemente por la adicción. Eso finalmente deriva en una codependencia o coadicción emocional enorme, ligada al gran sufrimiento por no poder ayudar a poner fin a esa adicción.
Y es que uno de los síntomas más claros de la adicción es que la persona adicta se niega a reconocer que tiene un problema y no puede controlar el abuso de determinadas actividades o sustancias. En muchas ocasiones, es la familia quien tiene que poner límites al adicto para que se vaya viendo cada vez más acotado y se vea forzado a tomar una decisión de cara a su recuperación.
La negación del adicto es un mecanismo de defensa que utiliza inconscientemente para no tener que lidiar con su realidad, de ahí que en la mayoría de los casos, una vez en tratamiento, los terapeutas se dan cuenta de la patología dual del paciente, ya que la adicción no suele aparecer sola, y viene acompañada de otros problemas psicológicos y psiquiátricos.
Si crees que tú, o uno de tus familiares o amigos, podéis estar desarrollando una adicción, el primer paso es admitirlo y buscar ayuda profesional. Triora cuenta con una herramienta gratuita en su página web, que es un autotest para comprobar el grado de adicción a una sustancia o a actividades como apostar o jugar compulsivamente a los juegos de azar.
No dudes en llamarnos o visitar nuestra página web. Trataremos tu caso o el de tu familiar de manera totalmente confidencial.
*Artículo publicado en la revista nº 43 de Más Que Salud.
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