¿Está nuestro bebé en riesgo? Sustancias presentes en el cordón umbilical
Los 1000 primeros días de vida del bebé son decisivos para el desarrollo fisiológico y neuropsicológico del bebé, así como para la salud a lo largo de su vida. Estos días comprenden 270 días dentro de la madre, los 365 días del primer año y los 365 días del segundo año. En esta etapa se produce la llamada programación temprana, en la que una serie de factores externos pueden producir modificaciones permanentes que influirán para el resto de la vida de ese ser.
Estas modificaciones permanentes están pensadas para la mejora en su evolución, viéndose como una ventana de oportunidades donde influir positivamente. Sin embargo, en este momento tan vulnerable, existe la posibilidad de que esta influencia se dé negativamente, comenta Estefanía Hurtado, profesora del Máster de Dermofarmacia y Cosmética de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y CEO de la marca cosmética Mamanecó.
¿Está nuestro bebé en riesgo? ¿Qué sustancias están presentes en el cordón umbilical, que no deberían estar?
El feto es extremadamente sensible a todos los factores macro y microambientales durante la vida intrauterina, especialmente a los xenobióticos debido a que sus órganos están formándose y los mecanismos celulares de detoxificación no son funcionales aún.
La exposición a sustancias químicas nocivas durante esta fase puede condicionar el desarrollo físico y cognitivo en esta etapa y posteriores, dando lugar incluso a enfermedades futuras no deseadas, como puede ser la diabetes, otras enfermedades endocrinas, neurológicas, cardiovasculares, malformaciones genitales, esterilidad, o incluso dar lugar a un cáncer.
Por ello es necesario determinar qué sustancias llegan a la placenta y la potencial peligrosidad de las mismas. Estas sustancias llegan al feto a través de la madre. Las futuras mamás en la sociedad actual están expuestas a radiaciones, contaminantes ambientales y sustancias químicas de todo tipo. Algunas de ellas proceden de los cosméticos y productos de cuidado personal, aunque es difícil discernir su origen si la sustancia en cuestión se encuentra en otras fuentes, afirma Marta González, profesora titular de la Facultad de Farmacia de la UMH y directora del Máster de Dermofarmacia y Cosmética de la UMH.
Las sustancias nocivas que ponemos en nuestra piel pueden causar enfermedades futuras en nuestro bebé tales como la diabetes, neurológicas, cardiovasculares, malformaciones, esterilidad e incluso cáncer.
Estas sustancias actúan modificando el patrón de expresión genética del bebé e incluso traspasar a la siguiente generación. Otras veces las sustancias nocivas actúan directamente en nuestra señalización hormonal, como hacen los disruptores endocrinos que pueden mimetizarse con las hormonas del bebé, bloquearlas o alterar su síntesis. Y otras sustancias actúan bioacumulándose en los órganos, dando lugar a efectos dañinos, mayores aún si los órganos están inmaduros, nos explican las profesoras.
Las sustancias tóxicas que llegan a nuestra piel pueden cambiar el patrón de expresión de los genes de nuestro bebé y/o traspasar generaciones
En los últimos años, la Comisión Europea ha prohibido 2000 sustancias peligrosas para la salud, las cuales se utilizaban principalmente en la cosmética y en los juguetes. En abril del 2022 Europa definió una nueva iniciativa para evaluar las sustancias sospechosas y llegar a prohibir su uso, se estima que pueden llegar a restringirse hasta 7000 sustancias.
Estamos rodeados de sustancias químicas que pueden ser tóxicas
Dada la gran importancia de este tema, recientemente Sunyer-Caldú et al. decidieron abordar un estudio en el que analizaron la sangre del cordón umbilical de 69 bebés para determinar la presencia de filtros ultravioleta (que se encuentran en protectores solares, productos de higiene y en el embalaje de toda clase de productos para evitar la fotodegradación de los mismos) y de parabenos que son agentes conservantes presentes en gran cantidad de productos de todo tipo.
Este tipo de sustancias están en gran cantidad de productos de distinta índole y eso hace que la exposición a ellos se produzca por diferentes canales, como es la inhalación, la ingestión o el contacto con la piel.
Diferentes estudios los han descrito como potenciales disruptores endocrinos y, por esa razón, es necesario determinar sus niveles en la sangre fetal y el efecto que puede tener sobre el desarrollo. Los resultados del estudio mostraron que en la sangre recogida en 24 de los 69 de los cordones umbilicales se detectaron 6 tipos de filtros ultravioleta y 3 tipos de parabenos diferentes.
Además, la espectrometría de masas de alta resolución detectó otras 13 sustancias de las cuales se pudieron identificar 10. Entre ellas disolventes orgánicos, metabolitos de fármacos, plastificantes, antioxidantes o agentes quelantes descritos como tóxicos para esta etapa de la vida.
Estos resultados confirman que hay un paso de sustancias desde la madre al feto a través de la barrera placentaria y que estas sustancias podrían tener un impacto sobre la salud del feto y, posteriormente, del niño.
Algunos estudios ya habían evidenciado que ciertas sustancias químicas procedentes de diferentes fuentes del exterior se encontraban más concentradas en el cordón umbilical o en el líquido amniótico que en el propio suero de la madre. También se han encontrado en la placenta y en la leche materna, todos ellos son canales de transmisión o, mejor dicho, de contaminación, para el bebé, comenta la profesora Marta González.
Se han observado concentraciones elevadas de sustancias tóxicas en el líquido amniótico, en la placenta, en el cordón umbilical y en la leche materna.
La exposición de una madre a una sustancia tóxica hace que directamente exponga también a su hijo. Y esta acción puede pasar inadvertida sobre la mamá, pero acarrear consecuencias para su bebé, ya que éste es extremadamente más sensible, argumenta la doctora Estefanía Hurtado.
En los fetos, puede llegar a acumularse concentraciones mayores de tóxicos que en las madres.
El estudio de Sunyer-Caldú et al., aunque es solamente un estudio preliminar, las profesoras Marta y Estefanía enfatizan que sus resultados dejan constancia de que es necesario estudiar estos aspectos exhaustivamente, se deben determinar las vías de acceso de estos compuestos al cuerpo de la madre e investigar si las concentraciones a las que se encuentran en el cordón umbilical o en otras vías de transmisión son realmente perjudiciales.
No obstante, mientras la ciencia avanza, las profesoras aconsejan minimizar la exposición de las embarazadas, e incluso también de las mujeres y los hombres durante la búsqueda del embarazo, a todo tipo de sustancias, especialmente a las que son fácilmente sustituibles como los cosméticos que los contengan, los alimentos procesados o con pesticidas, o evitar también la exposición a embalajes y a ambientes muy contaminados.