Jijona, la cuna del turrón
Tan sólo los turrones elaborados en el término municipal de Jijona – Alicante (España), por empresas inscritas en su Consejo Regulador y que cumplan en su proceso de elaboración y comercialización con los requisitos establecidos en su Reglamento podrán utilizar las denominaciones: “Turrón de Jijona y turrón de Alicante”
El Turrón: un producto mediterráneo
Tras retomar y enriquecer la herencia de los árabes, fueron los “jijonencos” quienes, desde antes del S. XVI, comercializaron sus turrones por todo el mundo, bajo las distintas denominaciones con las que actualmente se conocen.
El prestigio y calidad de nuestros turrones protegidos, viene garantizado por tres razones:
- Ingredientes naturales: Almendras, miel, azúcar y clara de huevo
- Elaboración artesanal y autóctona
- El buen hacer del “Maestro Turronero”
Los “Turrones de Jijona” han gozado siempre de una merecida protección por su especificidad, que los diferencian del resto de turrones. El Consejo Regulador es un organismo de certificación de producto alimentario, responsable de los rigurosos controles de calidad que deben superar los turrones de Jijona y Alicante para su certificación y así poder hacer uso de las Indicaciones Geográficas Protegidas “Jijona” y “Turrón de Alicante”, amparadas en toda la U.E.
Este sello tiene mucho que decir sobre el turrón con Denominación
Sólo el turrón que lleva este sello es auténtico Turrón de Jijona y Alicante.
Jijona, garantía de nutrición y salud
El turrón constituye un vehículo placentero que aporta al organismo con nutrientes esenciales que equilibran nuestra alimentación, formando parte destacada del modelo alimenticio de la Dieta Mediterránea. Enriquece nuestra dieta diaria, ya que contiene fósforo, potasio, proteínas y vitaminas A, E y parte del complejo vitamínico B. La aportación de ácidos grasos insaturados del 90% y saturados del 10% supera la recomendación hecha por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El turrón: un capricho saludable
Sus excepcionales propiedades nutricionales hacen que se recomiende su consumo en todas las edades, resultando beneficioso para regular el colesterol y prevenir enfermedades cardiovasculares, ya que la asociación de miel y almendra es una de las más bondadosas por su aporte en sales minerales, proteínas, ácido oleico y fibras. Es ideal para desayunos y postres, meriendas de niños y mayores y, en general, como alimento reconstituyente funcional para colectivos con actividades de gran esfuerzo, desgaste y consumo energético como los deportistas.
Un estímulo para los 5 sentidos
Gracias a sus propiedades gustativas y a su versatilidad gastronómica podemos consumirlo en cualquier época del año.
¿Cómo tomarlo? En forma de dulce (bombones, galletas, snacks), convertido en helado o como ingrediente diferenciador de salsas, guarniciones o rellenos de plato.
-Vista: la magia de un blanquecino brillo dorado entre tus dedos
-Oído: el sorprendente crujido de su estructura caramelizada al romperse
-Olfato: la gratificante percepción de su peculiar aroma a miel y tostado de su almendra
-Tacto: la mezcla de consistencia, suavidad y elasticidad de su estructura
-Gusto: la culminación de un inmenso placer en el paladar
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