Dra. Hernaiz: Las secuelas psicológicas del COVID-19 tardarán en desaparecer
En Más Que Salud entrevistamos a la Dra. Herminia Hernaiz, psicóloga especialista en psicología clínica.
Le preguntamos acerca de la crisis del COVID-19 y las posibles secuelas psicológicas .
A: ¿Qué ha supuesto el confinamiento para la población general?
H:
Durante el periodo que duró el confinamiento tuvimos que aprender a vivir en una nueva realidad. De la noche a la mañana todo cambió, desde dejar de trabajar en lo habitual hasta tener que organizarse familias enteras conviviendo las 24 horas, sin poder desplazarse de su domicilio.
A: ¿De qué forma nos está afectando psicológicamente esta situación?
H:
Como decía, el escenario actual ha cambiado. En el caso de las familias, por ejemplo, además de tener que organizar un nuevo estilo de vida, con nuevos horarios y pautas, esta situación ha implicado que de sólo verse a la hora del desayuno o la cena, las personas convivieran 24 h, y eso necesariamente cambia la realidad .
Las familias que más han podido notar este cambio son aquellas con niños pequeños. Ya que estos despliegan un montón de energía , obligando a los padres a buscar otras alternativas para quemar esta energía y entretenerlos. Normalmente a través de juegos de ordenador o programas de TV. El problema es que el niño al estar mayormente sentado, igualmente genera un montón de energía mental, ¿y dónde la quema? Hay muchas familias que ya estaban viniendo a tratamiento por otros motivos, y esta situación ha generado un problema añadido, ya que muchos de estos niños desplegaban conductas agresivas defensivas, verbales sobretodo, ante esta situación.
A: En el caso de los adultos, ¿la situación es la misma o sabemos llevarlo mejor? Hay personas que siguen manteniendo el teletrabajo, por ejemplo.
Encontramos de todo, como en los niños. Personas activas, por ejemplo, que estaban acostumbradas a un sistema de vida de desplazarse, cerca o lejos a su puesto de trabajo, y pasar 8 , 10 ó 12 horas fuera de su domicilio de repente han tenido que gestionar un horario y una forma de vida a la que ni esta generación ni la anterior está acostumbrada o conoce: una pandemia.
A: Muchas personas , tras el confinamiento, se habían acostumbrado a sus nuevos hábitos y se han mostrado reticentes a salir…¿cómo podemos afrontar esta nueva realidad?
H:
Los humanos somos animales de hábitos y los cogemos rápidamente. En este caso ha sido un hábito impuesto, y cuando muchos se habían acostumbrado se encontraban con la realidad de que tenían que salir. Aunque no lo parezca el confinamiento duró 56 días, más o menos, y esto son muchos días…
Tanto para acostumbrarte al confinamiento como para volver a la nueva normalidad el proceso es el mismo. El problema es que en estos casos la gente olvida rápidamente cómo ha adquirido ciertos hábitos , y es aquí cuando aparece la dificultad para volver a adquirir los mismos hábitos que hemos tenido durante toda la vida. Yo tengo varios pacientes que las empresas les mantienen el teletrabajo pero ellos me comentan que tienen pánico de volver al ritmo de antes, que no sabrían cómo afrontarlo . Y este tipo de personas no difieren mucho de las personas que tampoco vienen a terapia en relación a cómo están enfrentando esta situación.
A: Para las personas que tienen miedo a un posible contagio, ¿qué les recomendaría para llevar una vida “normal”?
H:
Debemos entender que una pandemia es una situación extrema, por lo tanto, el cerebro primitivo , que es el encargado de regular la supervivencia del ser humano, se ha activado. Un claro ejemplo lo pudimos ver al principio de la pandemia, que se comentaba mucho que la gente iba al súper y aunque se hubiera garantizado la supervivencia las estanterías de muchas cosas estaban vacías .
Por esta razón, es normal ver conductas que no son racionales, ya que precisamente el mecanismo del miedo anula toda racionalidad .
El miedo a salir es normal, ya que las pautas de controlar el virus son difusas, al tratarse de algo nuevo. Y los mecanismos para prevenirlo, a pesar de estar descrito, tampoco está del todo definido.
En este sentido, hay que intentar regular este tipo de conducta, es decir, cuanta más información tenga la gente de cómo controlar la situación mejor. Por ejemplo: sabemos que 1 metro y medio de distancia genera una situación casi imposible de contagio , sabemos que ponerse una mascarilla disminuye también el contagio…
Lo que debemos hacer es recortar el miedo con estas pautas, que de alguna forma dan cierta seguridad y confianza.
Pero cuando digo confianza no me refiero a que nos olvidemos del problema, sino que se trata de generar una confianza donde el problema está controlado, y eso hace que el miedo se rebaje…
Secuelas psicológicas y COVID-19
A: En su opinión, ¿cree que en algunas personas quedarán secuelas psicológicas? Aparte de las físicas, que se dan en muchos casos.
H:
Posiblemente sí queden secuelas psicológicas, todas las personas que han vivido una guerra no la han olvidado , además de desarrollar conductas no necesariamente patológicas . Yo recuerdo en Inglaterra, hace unos años, que tuve una paciente mayor (80) que tenía ansiedad, a causa de la guerra, y que se la generaba la idea de que algo de lo que pudiera necesitar en su vida diaria no lo encontrara, como las tiendas, los alimentos…de hecho cuando veía una tienda que había quebrado le generaba mucha ansiedad, entonces estos son los mecanismos que vamos a encontrar .
Las secuelas psicológicas van a quedar ahí , el cerebro primitivo se ha activado, esto genera necesariamente en estas personas que tú describes , que ahora no se atreven a salir, un cierto trauma . ¿Esto qué quiere decir? Es como un sello o impronta donde la sangre no fluye bien otra vez, ¿se podrán recuperar? Si, pero se tarda mucho tiempo…además la situación actual tampoco sabemos cuando acabará.
A: En eso reside parte del problema, ¿no? En que al encontrarnos en una situación desconocida muchos no saben qué hacer, ni tampoco si les volverán a confinar.
H:
Eso es a lo que más miedo tiene la gente,¿no? A volver al confinamiento, como se ha dado en el caso de Lérida, y otros lugares.
Hay una minoría que sigue con miedo y sigue con pautas de salir poco, etc. pero la gran mayoría a la vista está, incluso para algunos parece que no haya pasado nada. Por lo tanto debemos ser más responsables.
Hay que utilizar el miedo racionalmente, es decir, utilizarlo para recordarte que aunque parezca que todo es normal no lo es, y que cuando vas a ir a un sitio tú tienes que pensar antes de ir cuáles son las probabilidades de infectarte, según en el entorno en el que te muevas. Como por ejemplo si viajas y vas a ambientes que están en fases anteriores a la tuya. Entonces qué medidas vas a emplear para tú protegerte y al mismo tiempo proteger a otros. Es una cuestión individual y grupal. Este proceso de concienciación es lo que yo echo de menos, quizás , en los medios. Está muy bien decir que se usen las mascarillas , pero no hay un proceso de concienciación individual de generar una responsabilidad individual y luego colectiva .
A: Volviendo al tema de las secuelas psicológicas, ¿es posible que algunas personas se hayan vuelto más agresivas a raíz de la situación actual?
H:
Es lo que comentábamos al principio, a nivel de familias ha generado conductas más agresivas , ya que, en el caso de los niños, por ejemplo, no ha habido forma de gastar esa energía excesiva que ha generado el confinamiento. En cuanto a los adultos las circunstancias son las mismas , los roces en una familia , pareja o personas que vivan juntas se reducen a la convivencia de 2 o 3 h al día a 15 h al día.
La clave es la movilidad. Cuando vivimos en un ambiente natural en el que podemos entrar y salir digamos que la motricidad fina y gruesa del ser humano se regula de otra manera, y es más difícil que las personas se vuelvan ariscas y reacias. Hay una generalidad de estar tranquilo y relajado, que es lo que promueve la movilidad . Claro que sin confinamiento hay personas que tienen un exceso de energía de energía cortical y despliegan conductas agresivas, pero no es lo normal.
A: ¿Qué recomendarías a las personas en general?
H: Hay que aprender a darse cuenta del miedo que se ha vivido y hay que volver a gestionarlo de una forma social, que era lo que teníamos antes. La gente antes habría cruzado la calle mirando por miedo a que le dé un coche, por ejemplo. Entonces, esto es lo mismo, aquí hay que poder salir controlando el miedo que genera la posibilidad de infectarnos. Por qué además no se sabe la respuesta que va a generar en cada uno, si te contagias. Por lo tanto, es una realidad donde hay que vivir con el miedo pero racionalizarlo.
Cuidando de uno mismo para cuidar también al resto.
Ana Espadas
Directora Más Que Salud
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