Los primeros dientes de nuestro bebé, ¿le dolerá?
Cuando a nuestro bebé le están saliendo los primeros dientes es común entre los padres hacerse la siguiente pregunta, ¿le dolerá? La pediatra Lucía Galán nos cuenta más sobre este tema.
A diario escuchamos en nuestras consultas frases como :”Está rabioso con los dientes”, “No puede dormir y se despierta por pinchazos en las encías” “Ha tenido fiebre, pero debe de ser la boca…” “Está muy llorón…eso son los dientes!”.
El saber popular ha mantenido que la erupción de los dientes es dolorosa. Sin embargo, no existe ningún estudio científico de rigor que avale esta creencia, es más, el sentido común y la experiencia demuestran lo contrario.
Ningún lactante o preescolar se queja de los primeros dientes cuando empiezan a salir. Los partidarios de esta teoría, dicen que a esa edad no hablan y no nos lo pueden decir, pero ya con 15-18 meses cuando tienen una otitis claramente les escuchamos decir “pupa” mientras se llevan la mano a la oreja, y no así cuando a esa misma edad continúan saliendo piezas dentales.
Es más, a los 5 – 6 años cuando se caen los dientes de “leche” y aparecen los permanentes lo celebramos por todo lo alto, incluidos los niños porque viene el Ratoncito Pérez. Ninguno de ellos dice que tiene dolor ni al caerse los dientes ni al salir los nuevos. Y eso que los permanentes son bastante más grandes y tienen que abrirse camino por la encía.
Cierto es que puede existir alguna molestia, pero no lo suficientemente importante como para afirmar que es la causa del llanto o de la fiebre. Cuando esto sucede, hay que buscar otra causa. La única excepción a esto la tenemos con la muela del juicio que aparece al final de la adolescencia o en la edad adulta y que en ocasiones, resulta dolorosa, debido a la falta de espacio por lo que debe salir en oblicuo y empujar a su predecesora. Seguramente este ha sido el argumento para hacernos pensar que la dentición del lactante debería ser dolorosa.
“Doctora, es que mire como se lleva la mano a la boca continuamente, está desesperado” – Nos suena esta frase, ¿verdad?
En los primeros meses, los lactantes se llevan las manos a la boca y la chupan. Esto no significa que vayan a aparecer los primeros dientes. A los 4 meses se descubren los puños y es por ello que se los chupan, única y exclusivamente porque les resulta placentero; lo mismo ocurrirá unos meses más tarde cuando se descubren los pies e intentan del mismo modo metérselos en la boca.
Además, la costumbre de ofrecerles a esta edad los llamados mordedores para aliviar el dolor y ayudar a que salga el diente no tiene mucho sentido. Cuando nos duele una parte de nuestro cuerpo, todos evitamos el contacto con esa zona, así que si la encía esta inflamada y duele ¿Qué explicación tiene que para calmar el dolor les demos algo de goma semidura para que lo pongan sobre la encía inflamada y presionen para morderla con fuerza? ¿Si realmente doliese, les calmaría el presionar la encía?
El babeo es un proceso independiente de la dentición, sin ninguna relación pero con un desarrollo paralelo.
Respecto a la saliva… a que os suena esta frase: “Mira, mira cuanta baba, eso es que le están saliendo los dientes!” La saliva, es decir, la baba, aparece en el recién nacido como consecuencia de la actividad de la glándula sublingual, pero es de poca cantidad. No es hasta el 4º mes, cuando empieza a funcionar la glándula parótida, situada a ambos lados de la cara y al ser la de mayor tamaño produce gran cantidad de saliva. Saliva que es evidente en los niños a esta edad y que hasta entonces no fabricaban.
Además a los 4 meses el reflejo de la deglución es bastante inmaduro y no se realiza de una manera eficaz por lo que esto contribuye a que el exceso de líquido salivar en la boca no sea deglutido frecuentemente y algunos niños babeen. Ocasionalmente y en esta época, aparece precozmente algún diente, no es lo habitual y no guarda relación con la salivación.
Es habitual que en la época del lactante sufra algún tipo de infección que curse con fiebre o irritabilidad. La dentición no debe justificar estos síntomas.
Por todo ello, deja que tu hijo se chupe los puños, los pies y ponle un babero si babea mucho. Ten un poco de paciencia en esas noches que atribuyes a los dientes, porque es muy probable que no sean sus dientes, si no cólicos, hambre, calor o simplemente ganas de que le cojas y le “achuches” y… si te preocupa mucho, consulta con tu pediatra.
Dra. Lucía Galán Bertrand.
Pediatra. Vithas Internacional Medimar