Mama tuberosa: ¿qué es y cómo corregirla?
La mama tuberosa es una malformación congénita no hereditaria que se presenta en la adolescencia, cuando la mujer inicia su vida reproductiva. Esta alteración puede afectar a uno o a los dos senos, y en algunos casos genera malestar físico o psicológico en la mujer: complejos, inseguridad, ansiedad, etc.
¿Cómo identificar una mama tuberosa?
En primer lugar debemos aclarar que al no tratarse de una enfermedad no implica riesgos para la salud, aunque sí puede afectar a la lactancia materna. Esto no quiere decir que no se produzca leche, sino que la cantidad puede no ser suficiente. En cualquier caso, la madre puede darle el pecho a su hijo con la ayuda de suplementos.
Dependiendo del grado de constricción la mama tuberosa puede ser más o menos visible. A continuación, enumeramos algunas de las anomalías que podemos encontrar en las mamas tuberosas:
- el pecho tiene forma de tubo o de pico. Este tipo de pecho posee una base estrecha y se proyecta hacia delante.
- escaso desarrollo o reducción del surco submamario (ausencia del tejido por debajo de la areola)
- asimetría mamaria.
- areolas excesivamente grandes o prominentes, habitualmente desviadas hacia abajo.
- separación considerable entre las mamas.
¿Cómo y por qué se producen las mamas tuberosas?
Se trata de una malformación congénita no hereditaria, aunque existe cierta tendencia al agrupamiento familiar. Por lo tanto, en una familia puede padecerlo una sola mujer o varias, y no se detecta hasta la pubertad, con el desarrollo de la mama.
Puede ocurrir que parte del tejido que cubre la glándula mamaria se hernie, presentando una rigidez excesiva. De esta forma se produce un engrosamiento a nivel del polo inferior, generando una banda constrictiva que impide el correcto desarrollo del seno.
Grados de tuberosidad
Dependiendo de la gravedad de la malformación podemos clasificarla en 4:
Grado 1
Grado 2
Grado 3
Grado 4
Para corregir esta anomalía es fundamental diagnosticarla correctamente, ya que en ocasiones el defecto es muy leve.
El único tratamiento que existe en la actualidad es el quirúrgico, y el tipo de intervención dependerá del grado de tuberosidad. Si se trata de una anomalía leve (sin herniación de la areola) puede subsanarse con una prótesis, pero en casos más severos se necesitará una remodelación completa. Los implantes más habituales suelen ser anatómicos o de pera.
En cuanto a las técnicas, la gravedad de la tuberosidad determinará si se se lleva a cabo una mamoplastia, una mastopexia o se combinan ambas técnicas, entre otras. En cualquier caso el objetivo es moldear el pecho para que tenga un aspecto más armónico.
Beneficios de la operación de mama tuberosa
Los beneficios son múltiples, sobre todo a nivel psicológico. La mujer, además de conseguir unos pechos con una forma «normal», aumentará la confianza y autoestima.
Hay tener presente que la cirugía de mama tuberosa es compleja, pues requiere formación y experiencia específicas, por lo que siempre deberemos ponernos en manos expertas para que los resultados sean óptimos.