¿ Necesitas una rinoplastia?
En esencia, la rinoplastia es una operación de cirugía que modifica la morfología de la nariz y de la función respiratoria.
Esto implica, además de un importante cambio estético, una mejora en las funciones naturales de la nariz.
Las operaciones de rinoplastia son de las más demandadas en todo el mundo gracias a su seguridad y efectos inmediatos sobre el rostro y la salud.
Se puede modificar el tamaño y la forma de la nariz, cambiar la silueta, corregir deformidades, desviaciones, lesiones en el tabique nasal, reducir las fosas nasales o mejorar el espacio entre los labios y la nariz.
Por eso muchas personas recurren a ella por motivos más psicológicos que de salud. Y es en este sentido donde se responde la pregunta que lanzábamos en el titular:
¿ Quién puede someterse a una rinoplastia?
La respuesta no es otra que aquellas personas que comprendan que esta operación de cirugía estética va a mejorar problemas funcionales, si lo hubiera, y a modificar su aspecto.
Esto no significa que vaya a transformarles en otra persona o a alterar su personalidad, simplemente va a mejorar su apariencia y aspecto físico hasta un punto; pero no va a conseguir que nos parezcamos a otra persona ni que los demás nos vayan a tratar diferente.
Por eso, si alguien no está satisfecho con la morfología natural de su nariz, puede hablar con un cirujano plástico, exponerle sus expectativas y ser asesorado profesionalmente en cuanto a los resultados que puede esperar de una operación de rinoplastia.
Los avances en este sentido ofrecen posibilidades verdaderamente interesantes.
Hoy por hoy, es posible saber cómo va a quedar exactamente la operación antes de someterse a ella y elegir en todo momento cuáles van a ser las características específicas de la que será nuestra nueva a acompañante facial de por vida.
Por ejemplo, no sería recomendable reducir el tamaño de la nariz en una cara alargada, puesto que el efecto puede resultar muy antiestético.
Del mismo modo, tampoco es recomendable “ponerse” la nariz de un personaje famoso porque las diferentes morfologías faciales podrían acarrear problemas.
Es importante, en este sentido, evitar fantasías y adaptarse a la realidad: una mejora estética dentro de los parámetros naturales que ofrece el propio rostro del paciente.
Se deben buscar resultados armónicos con la cara y por eso hay que tratar el asunto directamente del cirujano encargado de la operación.
Es importante sentir buena conexión paciente/cirujano en este sentido.
Una rinoplastia suele durar entre una y dos horas y lo más común es llevarla a cabo bajo anestesia general; aunque también es posible hacerla con anestesia local y sedación, dependiendo de la complejidad de la operación.
Al finalizar, se colocará una escayola y unos tapones en las fosas nasales para que la nueva forma de la nariz se conserve correctamente, manteniendo el tabique nasal lo más estable posible.
Por lo general, el paciente ingresa en la mañana, es operado, pasa el día en el centro sanitario y, por la tarde, regresa a su casa con los tapones y la escayola.
Los siguientes dos días los dedicará a la rehabilitación, y al tercero ya podrá lucir un rostro completamente renovado.