No hay salud sin salud mental: La hora de la Psicología
La psicología en la atención a la salud.
En los últimos tiempos se viene hablando con frecuencia de la importancia de la psicología en la atención a los problemas de salud, especialmente a los de salud mental, así como de la poca presencia de los psicólogos en los servicios de la atención sanitaria pública.
Ha tenido que aparecer una pandemia para que la sociedad se diese cuenta de lo descuidada que estaba siendo en lo que se refiere a la atención de la salud mental, aunque casi todos los que conocen el sistema sanitario saben que tradicionalmente ha sido la hermana pobre de la atención sanitaria, pero en estos momentos se ha hecho más evidente por la falta de recursos y por la falta de capacidad de respuesta ante los problemas psicológicos de la población generados por la situación actual, al margen de la patología de salud mental.
Se ha llegado a concretar la baja ratio que de psicólogos existe en el sistema sanitario en comparación con el resto de los países europeos: 6 cada 100000 frente a 18 cada 100000.
Tres veces menos, y teniendo en cuenta que se trata de la media de las diferentes comunidades autónomas, eso supone que en algunas de ellas la ratio es menor y en algunas ocasiones, mucho más pequeña, como sucede con Andalucía o Galicia.
Hace 35 años no había ninguno. En ese sentido, hemos mejorado mucho. Se empezó en lo que entonces se llamaba “Planificación Familiar” y luego lentamente se fueron incorporando a las Unidades de Salud Mental que se crearon tras la reforma psiquiátrica, y en algunas ocasiones a las Unidades de Hospitalización Psiquiátrica.
Y casi hasta ahí se ha llegado en este tiempo.
Los pocos psicólogos que suponen esa ratio de 6 por cada 100000 se centran en la atención a la salud mental dentro de las Unidades de Salud Mental (adultos e infantil), algunos en las Unidades de Hospitalización Psiquiátrica y unos pocos en Centros y Hospitales de Día.
En Atención Primaria, al margen de las denominadas “Unidades de Apoyo” (Salud Sexual y Reproductora y Unidades de Conductas Adictivas), en la mayoría de comunidades autónomas no hay nadie para la prevención ni la intervención temprana en la atención de trastornos emocionales, incluso cuando se ha demostrado suficientemente a través del estudio PsicAP que no sólo es conveniente, útil y eficaz para los pacientes en términos de mejora de la sintomatología, incremento de la calidad de vida y mayor satisfacción con el tratamiento, sino que también es rentable para el sistema en términos económicos, contribuyendo a una mayor racionalización y disminución del consumo de psicofármacos.
En los hospitales, al margen de las Unidades de Hospitalización Psiquiátricas, cuando hay algún recurso casi siempre es por casualidad.
Las Unidades de Cuidados Paliativos, no tienen psicólogo. Las Unidades de Dolor, no tienen psicólogo. Los pacientes de cáncer, no tienen psicólogo. No hay psicólogos para el apoyo de los pacientes con Enfermedades raras, ni con ELA, ni con Enfermedad Inflamatoria Intestinal, ni con Parkinson, ni con ninguna patología crónica.
Cuando para alguna de estas patologías y servicios hay psicólogo, no es personal de los servicios sanitarios, sino de asociaciones que prestan sus servicios en colaboración, pero no integrados ni coordinados con el resto de recursos, y aunque esto suponga algún tipo de asistencia, ésta también es insuficiente y no se entendería si se tratase de cualquier otro tipo de especialidad al margen de la psicología.
Nos olvidamos que padecer cualquier enfermedad, conlleva un sufrimiento psicológico, además de generar estrés por el periplo de especialistas y tratamientos que hay que recorrer.
En este sentido, también la Psicología de la Salud ha demostrado suficientemente su eficacia para acompañar y contribuir a la mejora de los pacientes con enfermedades crónicas mediante la aplicación de técnicas y tratamientos psicológicos.
Y cuando por casualidad o por alguna experiencia piloto o recurriendo a proyectos de investigación algún psicólogo se integra en cualquier equipo sanitario asistencial, ya sea de Atención Primaria o Especializada, tanto los profesionales como los pacientes están encantados y valoran positivamente la presencia del psicólogo y, además, cada vez también aquí hay más pruebas de dicho valor en términos de publicaciones científicas que avalan la bondad de las intervenciones que se realizan.
Por mucha voluntad que se ponga y por mucha “psicología” que se “tenga”, la labor profesional de psicólogo no puede suplirse por profesionales de otras especialidades como en ocasiones sucede, lo que tampoco se entendería en ninguna otra especialidad al margen de la psicología.
Hacen falta más psicólogos en el sistema sanitario, en Salud Mental y en Atención Primaria y en los hospitales, y también hace falta una mayor y mejor organización de los recursos existentes y de los futuros para conseguir llegar a todos los sitios donde es preciso.
Y para eso, hace falta la creación de Servicios de Psicología, al igual que sucede con el resto de especialidades sanitarias, dejando de ser tutelados por los de psiquiatría, pero no para dejar de trabajar con ellos sino para hacerlo conjuntamente, al lado, de la mano, pero no sólo en Salud Mental sino en todos los sitios en los que hace falta, constituyéndose como un servicio de servicios que desarrolle su actividad en estrecha colaboración con el resto de las estructuras organizativas del sistema.
Los psicólogos tenemos que seguir demostrando que nuestra presencia en el sistema sanitario tiene sentido y es necesaria, los pacientes deben solicitar el disponer de una atención desde la sanidad pública que ahora es claramente insuficiente y en muchas ocasiones no se tiene, los otros profesionales deben apoyar también el incremento y la organización de los psicólogos en el sistema sanitario pues eso va a repercutir de forma positiva en la atención a los pacientes y en el desempeño de su actividad.
Ahora es el momento de los políticos, de los que tienen que tomar las decisiones y organizar los presupuestos. Hay que tener visión de futuro y no limitarse a lo inmediato.
Hay que considerar que las inversiones de hoy van a ser rentables también mañana y hay que avanzar con los tiempos y con la sociedad en aras de mejorar la salud de la población.
Ha tenido que venir una pandemia para que la sociedad se diese cuenta de la importancia de la atención psicológica ante los problemas de salud y reclamase la presencia de psicólogos en el sistema sanitario público.
Esperemos que no tenga que venir otra ni que tengan que pasar otros 35 años para que se puedan plantear soluciones.
Y todo ello, con el máximo respeto y reconocimiento a los compañeros que realizan su labor asistencial desde la práctica privada.
Carlos J. van-der Hofstadt Román
Doctor en Psicología
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica.
Responsable de la Unidad de Psicología Hospitalaria del Hospital General Universitario de Alicante.
Investigador Principal del Grupo de Investigación en Psicología Hospitalaria del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (ISABIAL).
Profesor Asociado en Ciencias de la Salud del Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad Miguel Hernández.
Vocal de Reconocido Prestigio de la Junta Directiva de la División de Psicología de la Salud del Consejo General de la Psicología de España.
Editor Asociado de la Revista de Psicología de la Salud.