Oftalmólogo: «Más vale prevenir que curar»
La prevención es fundamental para la detección de posibles enfermedades. En el caso de los ojos desde el nacimiento podemos revisar el estado de nuestra salud ocular visitando al oftalmólogo.
Respecto al cuidado de los ojos existen ciertos síntomas a los que debemos prestar atención, ya que algunos son diversos y compartidos por varias patologías que pueden ser más o menos graves. Si padecemos alguno de estos síntomas debemos consultar al oftalmólogo con tal de descartar posibles enfermedades o iniciar rápidamente el tratamiento que nos permitirá controlarlas y minimizar sus consecuencias negativas.
El Glaucoma es un claro ejemplo. Esta enfermedad se denomina como “ceguera silenciosa” porque en la mayoría de los casos no se acompaña de síntomas claros al principio de su evolución. En este caso, la presencia de antecedentes familiares, el dolor ocasional o la sensación de perder campo visual por los lados, son motivos suficientes para consultar con un especialista que, en caso de confirmar el diagnóstico, podrá tratarla de forma sencilla impidiendo su progresión. Otros síntomas oculares que aconsejan una visita al oftalmólogo son el picor, la sensación de arenilla y el lagrimeo. En muchos casos son el reflejo de un proceso banal como las conjuntivitis alérgicas o el síndrome de ojo seco, condiciones muy comunes y fácilmente tratables con colirios y consejo médico.
Visita a tu oftalmólogo
El dolor de cabeza, sobre todo si es asociado al estudio prolongado o a un esfuerzo visual excesivo, puede ser la consecuencia de un defecto de graduación no compensado, normalmente hipermetropía y astigmatismo. Un análisis de la refracción ocular permitirá prescribir la gafa o lente de contacto adecuada para evitar el sobreesfuerzo de los ojos. Otros dolores de cabeza de naturaleza más compleja, como son las migrañas, van acompañados de síntomas oculares como la percepción de luces o la reducción del campo visual. En este caso se hace necesario visitar al oftalmólogo con tal de descartar enfermedades oculares graves como el desprendimiento de retina o el glaucoma avanzado.
Las revisiones oftalmológicas pueden realizarse de forma muy precisa desde el momento del nacimiento, lo que nos permitirá asegurar un adecuado desarrollo del sistema visual y evitar situaciones que a partir de la niñez tienen una peor solución como el ojo vago y el estrabismo. No hay que olvidar que los ojos son el reflejo de lo que ocurre en el resto del organismo; de hecho es el único órgano en el que nervios y vasos sanguíneos pueden verse “in vivo”. Así, enfermedades vasculares como la hipertensión o la diabetes tienen manifestaciones típicas en el fondo de ojo, y enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple también pueden debutar inicialmente con síntomas y signos visibles en los ojos.
La mayor parte de la información que recibimos de nuestro entorno es a través de nuestros ojos. La pérdida de la visión siempre repercute en una drástica disminución de la calidad de vida. Por ello, independientemente de la presencia o no de síntomas oculares, visitar al oftalmólogo, al menos una vez al año, nos garantizará una perfecta salud ocular.
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