Pilar Mateo, la científica valenciana que salva vidas con pintura ~ Especial 50

En esta ocasión, en nuestro Especial 50 recordamos a la científica Pilar Mateo. Una interesante entrevista dónde descubrimos Inesfly, una pintura insecticida capaz de controlar la propagación de enfermedades endémicas (dengue, malaria, zika).

Publicación original: Nº 4 de «MQS» (octubre-diciembre de 2007)

~Especial 50~

Pilar Mateo lleva «brochazos de esperanza» allí donde lo necesitan

Una química valenciana, clave en la investigación de pinturas contra la propagación de enfermedades mortales en zonas desfavorecidas

Investigadores han afirmado que su pintura puede ser «la vacuna de las casas»

Las personas que componemos el equipo de MQS deseábamos conocer a Pilar Mateo. Una «indígena valenciana», como ella misma se define, que lleva varios años dedicada a la investigación y desarrollo de pinturas capaces de matar, debilitar e interrumpir el ciclo vital de plagas de insectos que producen miles de muertes al año en distintas zonas desfavorecidas de América Latina. Coincidiendo con su visita al laboratorio de Aguas de Alicante, le transmitimos nuestras inquietudes y sobre todo escuchamos su experiencia. Nuestro encuentro con Pilar nos ha enriquecido y esperamos poder transmitir en esta entrevista el entusiasmo y la fuerza de esta gran persona.

¿Cómo surgió la idea de la pintura Inesfly?

El producto nació para el primerísimo primer mundo. Estaba pensado para la cucaracha del primer mundo. Cuando estaba trabajando en una refinería de Israel investigando sobre la corrosión metálica, dirigí una tesis doctoral a una chica que en principio no sabía en qué centrar su estudio. Le llevé un periódico en el que recogían una noticia sobre el cierre de un edificio por una plaga de «bichitos».

Investigué en el laboratorio pero cuando fui a hacer la experiencia de campo, había que modificar la solución y no funcionaba tan bien, y comencé a pensar en un trabajo más serio de investigación. Llegué a hacer algo importante. Microencapsulé reguladores de la hormona juvenil del crecimiento e inhibidores que afectaban al ciclo reproductor del insecto. El producto resultante tiene patente mundial y es con el que estamos trabajando. ¿Ese fue el comienzo? A partir de esta investigación, vienen a buscarme a Argentina. Al mismo tiempo, salió una noticia de que habría alguna posibilidad de aplicar el descubrimiento en otros casos y combatir otros insectos. En Valencia coincidí con un médico boliviano que estaba investigando cómo combatir los insectos y se da cuenta que mi proyecto puede salvar vidas. Me cuenta que su pueblo estaba infectado y muriendo el 85% de la población por el Mal de Chagas. Su historia me impactó muchísimo y sentí por primera vez que un proyecto mío podía salvar vidas.

¿Qué sucedió en ese momento?

Dejé todo y me fui a vivir con los indígenas. Dejé a mis hijos, a mis padres… Lo entendieron y me ayudaron mucho. Cuando llegué allí, descubrí que la realidad no consiste solo en salvar con una tecnología porque la gente se muere de hambre, son enfermedades de pobreza, fruto de la incapacidad de los gobiernos que no la han sabido ver. Muchas veces la llaman la enfermedad invisible pero yo la llamo la enfermedad de los «invisibles» porque la ve todo el mundo. Tomé esa decisión y dejé el primerísimo mundo por el primerísimo mundo del sur que creo que aporta mucho más.

¿Cuántos años llevas dedicados a esta investigación?

Llevo muchos años, desde 1998, cuando me fui a vivir allí. Ha sido muy duro porque necesitas muchas evaluaciones, soy enemiga de mucha gente a la que no le interesa salvar a la gente y tienes que estar continuamente demostrando todo. Me he convertido en una rebelde con una brocha de pintura. Está funcionando todo muy bien y han salido los datos a nivel mundial que registran que hemos llegado a negativizarlo y los resultados son impresionantes.

¿Cuáles son las acciones que está desarrollando ahora mismo?

Ahora estamos trabajando en Bolivia con Aguas de Alicante y Aguas de Barcelona que van a financiar la convalidación científica del máximo experto en Chagas que es un brasileño. Este investigador Pinto ha afirmado que para Bolivia nuestra pintura puede ser la vacuna de las casas. También estoy en México con un proyecto muy importante junto a expertos en Chagas, alacranes y dengue. Con la Organización Mundial de la Salud (OMS) estoy en varios países de África con la fase tres de la malaria.

Pilar Mateo: La OTAN vino a pedirme el producto para los soldados españoles y es el motivo por el que me han galardonado con el premio extraordinario del Ministerio de Defensa. Se ve que el tejido funciona bastante bien [risas].

¿Tiene muchos frentes abiertos?

Estoy metida en muchos “líos”, pero lo que más me interesa es la parte científica. No es sólo una pintura. Es una implicación y un protocolo de trabajo. Cualquier producto es bueno y malo si sabes hacer un protocolo de trabajo. Nosotros hemos llegado a la realidad de la enfermedad.

¿A cuántas personas puede salvar su pintura?

Ahora mismo hay 25 millones de personas enfermas, 40.000 muertes al año, aproximadamente, y 100 millones en riesgo de contraerla. 

La transmisión de la enfermedad se realiza fundamentalmente por el insecto. Son bichos y están en las casas, por lo tanto, hay que luchar por una vivienda digna y eliminar los insectos, que sí que se puede. Si no lo tienen en el centro de la ciudad de Bolivia ¿por qué tiene que tenerlo la gente pobre? esto es un brochazo de esperanza contra la enfermedad.

¿Nos puede enumerar los países en los que está trabajando actualmente?

En Argentina, ahora empiezo un proyecto importante con Repsol, que nos ha financiado la fase científica; en Brasil y Bolivia con Aguas de Alicante y Aguas de Barcelona; con los gobiernos de Colombia y Bolivia; en Cuba un proyecto de aves muy importante; en Costa Rica, en la República Dominicana, en México, en Estados Unidos están realizando las evaluaciones y en países de África. 

Da gusto hablar con gente con inquietudes y rebeldía, gracias Pilar Mateo.

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