Profesionales de la salud en primera línea
La pandemia originada por el covid-19 cambió por completo nuestras vidas. El coronavirus puso el mundo patas arriba: la democracia y el capitalismo quedaron en suspenso, algo nunca antes imaginado.
Así, el 14 de marzo de 2020 el Gobierno decretó el estado de alarma frente al virus que había aparecido en Wuhan unos meses antes.
El confinamiento modificó nuestras rutinas y solo las profesiones denominadas como esenciales siguieron trabajando y realizando su labor. Entre estos profesionales se encontraba todo el personal sanitario, sin duda, imprescindibles en una pandemia de estas características.
Sin estar preparados, ni tampoco bien protegidos, los sanitarios se vieron con la difícil tesitura de hacer frente a la gran primera oleada de contagios de un virus desconocido: el coronavirus SARS-CoV-2.
Este virus ha puesto al límite al Sistema Nacional de Salud (SNS). Camas en gimnasios, en vestíbulos, en cafeterías y hasta en capillas. El covid-19 ha pasado por nuestras vidas arrasando todos los recursos sanitarios.
Profesionales de la salud en primera línea de combate y de defensa
Un año y 8 meses después, las cifras de contagios han bajado y la situación se mantiene estable en los hospitales aunque la incidencia acumulada ha subido en la Comunidad Valenciana.
La vacunación masiva ha sido clave para llegar a esta “ nueva normalidad” y conseguir vivir sin estar en un estado de alarma.
Aun así, las consecuencias sociales y económicas son muchas, el covid ha dejado una profunda huella social y ha desatado una crisis económica de dimensiones aún desconocidas.
A pesar de las circunstancias, todo el personal sanitario ha seguido ahí, luchando día a día.
Esta crisis que han atravesado (y siguen atravesando) todos los países que existen, ha permitido que los aproximadamente 7.700 millones de personas que hay en el mundo, hayan conocido y reconocido a los verdaderos héroes: médicos, enfermeros y enfermeras, y todos aquellos que forman parte del personal de la salud.
En este sentido, en el confinamiento surgieron los aplausos a las ocho de la tarde como un gesto de agradecimiento sonoro a todos los profesionales sanitarios.
Y es que decir gracias se queda corto. Hay mucho que agradecer. El sacrificio del personal médico y de la salud, merece todos los reconocimientos posibles, ya que su esfuerzo y empeño han hecho que salgamos de esta situación de la mejor manera posible.
Así que hay que dar las gracias por toda la labor que han realizado y siguen realizando, por despertar cada mañana para seguir trabajando por el bienestar y la salud de todas las personas.
Gracias por cuidar a quienes más lo necesitan, por no tener miedo de acercarse cuando la mayoría están aislados.
Gracias por decidir cambiar sus noches y ratos en familia, por una vida dedicada a mejorar el planeta. Gracias por intentar devolverle la esperanza a todos los que la han perdido.
La pandemia ha reflejado la importancia de los sanitarios y ha puesto en valor su profesión.
La entrega, la sensibilidad, la empatía, la vocación, la ética y el sacrificio son valores que han estado siempre presentes en el ADN y en el currículum personal de cada uno de los profesionales que forman parte de nuestro sistema sanitario.
Pero, con esta pandemia también se han puesto en evidencia las debilidades y deficiencias de nuestros sistema sanitario. En este sentido, la provincia de Alicante parte de un importante déficit en cuanto a camas de hospital y profesionales sanitarios.
En enero de este año tuvo lugar la tercera ola, la peor con diferencia, y en la provincia faltaban 517 camas en los hospitales para llegar a la ratio nacional de 2,4 por 1.000 habitantes, según las cifras del Ministerio de Sanidad.
También 6.000 trabajadores sanitarios para igualarnos con los 14,18 profesionales por 1.000 habitantes que hay en el conjunto de España.
Asimismo, las consecuencias del covid-19 sobre los profesionales de la salud han sido muchas, las cuales han deribado a una sobrecarga emocional y cognitiva que se suele describir con términos y síntomas como estrés, ansiedad, agotamiento o insomnio.
Ahora, se espera que todo lo vivido sirva de algo y que se tengan en cuenta todas las necesidades que tienen nuestros profesionales sanitarios, a los que hay que agradecer infinitamente la labor que han realizado, no solo durante la pandemia, si no que siguen realizando diariamente, por nuestra salud y bienestar.
¡Mil veces gracias!