El vino, salud en estado líquido
Por Elena Compte
Cuando acaba el verano llega la vendimia y con ella la preparación de los caldos que disfrutaremos los próximos años.
El vino siempre ha estado ligado a nuestra cultura, nuestra vida social y por supuesto a nuestra gastronomía. Podemos decir que es parte de la dieta mediterránea.
Pero miles de años antes de Cristo el vino ya era conocido y apreciado, incluso en culturas como la egipcia, la griega o la romana estaba extendida la creencia en sus poderes curativos. Lo que sin duda es cierto es que tomado con moderación y como parte de una vida saludable, tiene beneficios para nuestro cuerpo que nos harán disfrutar aún con más placer de una copa de buen vino.
¿En qué nos puede beneficiar el consumo moderado del vino?
- Es bueno para nuestro cerebro, aumenta la agilidad mental y mejora la función cognitiva, incluso puede ayudar a prevenir la demencia.
- Reduce las complicaciones cardiovasculares mayores, como los infartos o los ictus.
- Ayuda a prevenir ciertos tipos de cánceres.
- Disminuye el riesgo de diabetes y la presión arterial.
- Reduce el colesterol malo (LDL).
- Tiene propiedades antihistamínicas, por lo que es beneficioso para los alérgicos.
- Ayuda a reducir el sobrepeso.
- Es bueno para la piel.
- Disminuye el riesgo de sufrir artritis reumática.
- Contribuye a mantener la boca sana y evitar la caída de los dientes.
- Reduce la formación de cálculos renales.
- Mejora la digestión.
¿Por qué es tan bueno el vino?
Las uvas, sobre todo las negras, tienen diversos compuestos fenólicos, dentro de los cuales se encuentran los flavonoides y los no flavonoides. Los flavonoides representan el grupo más importante, ya que poseen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antimutagénicas y anticarcinogénicas.
Un caso particularmente interesante es el del resveratrol, del que en los últimos tiempos hemos oído hablar tantísimo, ya que estimula las sirtuinas, unas enzimas que regulan el envejecimiento los organismos, así que sí, el vino tiene cierta capacidad antienvejecimiento. Incluso los últimos estudios apuntan que son muy beneficiosos para los pacientes de Alzheimer, ya que la reducción de la inflamación neuronal disminuye su deterioro cognitivo.
Otros estudios indican que esta sustancia presente en las uvas ayuda a contrarrestar los efectos negativos de la vida sedentaria. Esto no quiere decir que haya que acomodarse, no hacer ejercicio y compensarlo con el resveratrol, sino que puede ayudar a aquellas personas que por motivos de salud, por ejemplo, tengan que guardar reposo durante un tiempo.
En resumen, el vino nos permite disfrutar del mero placer de beberlo pero al mismo tiempo sus grandes virtudes favorecen a nuestro organismo y contribuyen a que tengamos una dieta más saludable. El vino tinto nos proporciona, en principio, mayores beneficios que el blanco, entre otras razones porque tiene más flavonoides. El vino, sea del tipo que sea, es aconsejable beberlo con la comida o la cena y consumirlo con moderación. La cantidad recomendada varía según la fuente y por supuesto depende de la constitución física, del género, la edad y de otros factores, así que como medida general podemos decir que una copa al día es una buena cantidad. Las mujeres embarazadas o que están dando el pecho deben abstenerse de beber cualquier tipo de alcohol porque hasta el momento no existen estudios concluyentes que manifiesten qué cantidad se puede consumir con garantías de no sufrir efectos adversos.
Disfrutemos en estas maravillosas fechas visitando alguna de las múltiples bodegas y viñedos que abren sus puertas, aprovechemos para probar nuevos vinos y descubrir una nueva variedad, añada, bodega o un vino de autor que no conocíamos. Nuestro paladar y nuestro cuerpo nos lo agradecerán. Y si puede ser con buena compañía alrededor de la mesa, aún mejor.